En la JMJ de Madrid en 2011, el sacerdote de la diócesis de Tarrasa Emili Marlés acudió a un encuentro de oración y adoración eucarística que organizaban norteamericanos de LifeTeen con cientos de jóvenes en la capital española. Le gustó su mezcla de modernidad, reverencia y alegría y quiso saber más. Descubrió que LifeTeen era un método de catequesis parroquial para adolescentes, con formación, oración y diversión, muy extendido en EEUU.
Marlés lo implantó en la parroquia del Santo Espíritu de Tarrasa y animó a más sacerdotes y catequistas a conocerlo. La central de LifeTeen en Atlanta contrató a Jordi Massegú, un joven laico de Tarrasa, para difundirlo por toda España.
Pasados 10 años, LifeTeen se aplica ya en 160 parroquias españolas, en el 70% de las diócesis del país. Incluso durante la pandemia, 20 parroquias españolas se han animado a probar LifeTeen. En Estados Unidos LifeTeen tiene 30 años y se calcula que 1 de cada 3 seminaristas actualmente en los seminarios del país han pasado por LifeTeen.
Randy Raus fundador de Lifeteen, en Montserrat durante el fin de semana del 4 al 6 de marzo de 2022.
35 sacerdotes y 250 catequistas y evangelizadores
Muchas envían a sus catequistas a formarse al Encuentro Europeo de LifeTeen en el monasterio de Montserrat, que del 4 al 6 de marzo acoge casi 290 congresistas: 35 sacerdotes, unos 130 catequistas con experiencia de LifeTeen que quieren aprender más y unos 120 catequistas novatos o que han empezado este año y quieren aprender la metodología.
Antes de la pandemia, acudían a ediciones previas en Montserrat equipos de Alemania, Escocia, Inglaterra, Portugal e Italia. Este año, al restringirse plazas y complicarse las previsiones, sólo hay grupos extranjeros de Holanda y Eslovenia. De Estados Unidos ha llegado el director internacional de LifeTeen, Randy Raus, con uno de sus predicadores especializados en jóvenes y adolescentes.
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Los veteranos van a unas sesiones y los novatos a otras, pero Randy Raus visita a unos y otros con un mensaje: tras la pandemia urge ir a buscar a los jóvenes, no esperar a que vengan, hay que invitarlos, y encender en ellos –y antes en los catequistas- un “fuego nuevo” del Espíritu Santo. Los lemas y canciones repiten este tema.
“Antes nuestros adolescentes pensaban: ‘Si me quedara en casa encerrado viendo Netflix una semana entera sin salir, sería feliz’. Pero llegó la pandemia, nos encerraron a todos con los confinamientos, y descubrimos, nosotros y ellos, que eso no nos hacía felices. Lo que da felicidad es llevar una vida conectada con Dios. Los jóvenes quieren relaciones, y nosotros les mostramos conectar con Dios y conectar con gente que conecta con Dios”, explica Randy Raus.
“Llenémonos del Espíritu Santo, aseguraos de que os llenáis de Él antes de ir a los adolescentes”, predica Raus a los catequistas veteranos, algunos desconcertados tras dos años de pantallas o encuentros con mascarillas. “Dejad que el Señor sane lo que habéis vivido estos dos años, con sus pérdidas y tristezas”.
El ejemplo de la cadena de restaurantes en pandemia
Randy Raus explica que pudo hablar con detalle con el dueño de la famosa cadena de restaurantes Chicken-Feel-E, empresa con un ideario cristiano y que no abre los domingos para santificar el descanso dominical, “algo muy conocido, que sale hasta en canciones de Kanye West”, señala.
El empresario le explicó que durante la pandemia facturaron más que nunca, porque la gente venía en coche a la ventanilla, pedía mucha comida y se iba. Pero las encuestas internas demostraban que los empleados y los clientes estaban más descontentos que nunca. La empresa siempre había valorado el trato personal, organizar eventos comunitarios, encuentros de jóvenes trabajadores que repartían comida en actividades locales con amigos y vecinos… Todo eso desapareció, sólo quedó la ventanilla rápida y las caras embozadas. Los clientes ya no se sentían especiales, acogidos ni reconocidos.
– ¿Qué vais a hacer? –preguntó Randy.
– Vamos a hacer lo mismo de antes pero más y mejor, con más acogida, más trato personal, haremos lo que somos – dijo el empresario.
Randy decidió aplicar esa enseñanza a la Iglesia en postpandemia. “Como Iglesia Católica, tenemos que volver a hacer lo que hacíamos, pero más plenamente. Lo católico es ofrecer a Cristo a través de los sacramentos y la comunidad. Hemos de volver a eso, con más cuidado y atención”.
“Ahora que salimos de la pandemia tenemos que ir a buscar a los jóvenes, hacerlo intencionadamente, y no quedarnos esperando a que vengan a las parroquias. En LifeTeen siempre pedimos acompañar a los jóvenes de cerca y conocerlos a cada uno”.
LifeTeen tiene una rama para chicos más jóvenes, a partir de 11 años, llamada Edge. “Hemos de empezar la catequesis adolescentes antes: un chico de 11 años de hoy tiene accesos a cosas que hace 15 años las sabían solo chicos de 17 años o más”.
Cristina Cons, experta en educación afectiva y evangelización, predica embarazada en el encuentro en Motserrat.
Los chicos van porque les gusta
Aunque algunos adolescentes pueden ir a LifeTeen porque su familia quiere, simplemente, que hagan la Confirmación, el objetivo de LifeTeen es que los chicos vengan porque les gusta, lo pasan bien y tratan con amigos, se sienten a gusto. Son catequesis casi nocturnas, que compiten con el “salir con amigos” el viernes o sábado noche. De hecho, deben ser tan atractivas que inviten a los amigos. Implica acoger, decorar los locales, sorprender con juegos, conocer bien a cada uno…
“Si se piden donaciones a las parroquias para pastoral adolescente, los parroquianos suelen responder bien”, anima Randy a las parroquias novatas, que ven que hace falta una cierta inversión.
Randy también anima a que los adolescentes y luego los jóvenes no sean pasivos: “Hay que ofrecerles la posibilidad de tomar responsabilidades y dar testimonio. Hay que buscar oportunidad de liderazgo para ellos”.
“A los jóvenes, que quieren pertenecer a algo, hay que ofrecerles el espacio para que creen comunidad, para que formen parte de algo, a veces también sirviendo. Hay muchas cosas que distraen y parecen más atractivas que la Iglesia… Pero la Iglesia es única, porque perdona, y ofrece el trato íntimo con Jesús, en los sacramentos, algo que nadie más puede ofrecer. Con los sacramentos bien celebrados podemos cambiar sus vidas y las de sus familias”.
Hoy ser fieles a la fe es contracultural, admite el director de LifeTeen. Por eso los jóvenes necesitan mentores que les acompañen en la fe: LifeTeen exige un catequista (de al menos 19 años) para cada ocho adolescentes. A los catequistas se les forma para acompañar y acoger como su apostolado principal e importantísimo.
“Y hay que dar a los chicos una catequesis 100% católica, incluso con temas difíciles como la atracción por el mismo sexo o la adicción a la pornografía. Nosotros enseñamos lo que dice la Iglesia en un lenguaje que los chicos entiendan”, añade.
Randy Raus fundador de Lifeteen, predicando en Montserrat.
Lo básico para hacer LifeTeen
Para hacer LifeTeen se necesita:
– un párroco que lo apoye
– un responsable parroquial designado para coordinar el ministerio juvenil y adolescente
– un equipo dedicado y entusiasta: al menos un catequista cada 8 jóvenes.
– y es bueno e importante, aunque no imprescindible, tener músicos
En Estados Unidos y en algunas parroquias de España LifeTeen ofrece unas misas de domingo “para jóvenes y adolescentes y sus familias”, con énfasis en la hospitalidad. Randy señala que estas misas de jóvenes en realidad son bien acogidas por los padres que también acuden. “Cuando un sacerdote habla directamente a los jóvenes, los adultos escuchan el doble, eso está demostrado. Lo especial de la misa es la acogida, y no hay que hacer cosas tontas para que la misa sea ‘molona’, porque los jóvenes quieren participar en lo sagrado y lo sacramental”, advierte Raus.
LifeTeen ofrece reuniones grandes (LifeNights), noches donde se puedan reunir muchos chicos. Y también exige trabajar en grupos pequeños, donde los chicos pueden hablar y participar y no ser meros espectadores. “Y siempre queremos que todo parezca muy especial, con luces y decoración, que no vean una sala fría”.
Insisten en usar nombres-marca como LifeTeen, Edge, LifeNight… y hablar de “grupo de jóvenes” o “catequesis juvenil”. A los adolescentes alejados de la fe les intriga que sus amigos por la noche van a LifeTeen, algo que suena interesante… y se les puede invitar.
LifeTeen fomenta retiros en primavera y otoño. Y si se puede, actividades en verano, aunque haya acabado el año escolar, sean campamentos de verano o convenciones o ir de misiones.
Reunión de jóvenes catequistas de Lifeteen en Montserrat.
Formación continuada y perseverancia
Raus anima a perseverar en la formación, insistir en una formación continuada, “porque las cosas cambian rápido”.
Pero su objetivo es animar y demostrar que el trabajo da frutos. Pone una foto de una gran sala llena de jóvenes: “Esto es el LifeNight de nuestra parroquia de Atlanta con 250 jóvenes cada sesión semanal”, dice. Los catequistas de parroquias novatas empiezan a murmurar: “Esto es inalcanzable en mi pueblo, en mi ciudad…”
Randy ha estado en España varias veces y sabe lo que piensan las parroquias pequeñas y medianas, a veces desanimadas. Él quiere mostrarles que hay futuro. “Esta foto la enseño para mostrar que si perseveras puedes lograr mucho: llevamos 30 años así, han pasado varias generaciones de catequistas y de jóvenes ya. A veces los catequistas se casan entre ellos, hacen familias cristianas…”.
En Montserrat esto ya se ve, ya hay matrimonios jóvenes de catequistas que acuden con sus bebés y carritos y predicadoras con barriga de embarazada. Es la alegría de una vida que se expande y una fe que se transmitirá. Hay futuro.
“Vamos a buscar a los jóvenes, hay un nuevo fuego. Os daremos recursos, formación y rezaremos por vosotros. ¡Gracias por querer servir así a los adolescentes!”, concluye Randy su charla para catequistas que empiezan el método.