Más de una semana después de la blasfemia contra la Eucaristía en la inauguración de las Olimpiadas, el Vaticano ha emitido un comunicado en el que muestra su pesar por los hechos sin nombrarlos ni calificarlos: la ofensa a Jesucristo (encarnado en una drag queen) y a la Última Cena no aparece señalada como causa de la polémica.
«La Santa Sede, entristecida por algunas escenas de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, no puede sino unirse a las voces que se han alzado en los últimos días para deplorar la ofensa causada a muchos cristianos y creyentes de otras religiones«, dice el texto, que no viene atribuido y ha sido distribuido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Tampoco hay referencia a otros aspectos del acto que han quedado sepultados por la parodia irreverente de las drag queens, en particular la exaltación del aborto.
Autor: ReL
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