El cristianismo occidental, con su insistencia constante contra el incesto y la poligamia y poniendo muchas barreras a los matrimonios forzados y a los matrimonios de niñas muy jóvenes creó una sociedad muy especial: la individualista sociedad occidental y, con el paso del tiempo, la sociedad que el biólogo Joseph Henrich llama OEIRD (Occidental, Educada, Industrializada, Rica y Democrática).
Así lo defiende un estudio (aquí) que presenta no un teólogo ni historiador, sino un biólogo especializado en evolución humana, Joseph Henrich (junto con otros colaboradores), en el número de la revista Science del 8 de noviembre de 2019.
Entre los partidarios de este estudio está un profesor de psicología de la Universidad de British Columbia, Steven Heine, que no ha trabajado en él pero considera que es muy convincente, como declara en LiveScience.
«Muchas décadas de investigación han mostrado que la psicología de los occidentales es distinta a la del resto del mundo: son más individualistas, analíticos y menos conformistas. Sin embargo, hasta ahora no teníamos una buena explicación de cómo la gente en Occidente obtuvo una psicología tan distinta. Este estudio muestra convincentemente que las redes de parentesco son centrales a la psicología, y que la Iglesia Católica medieval instituyó políticas sobre la estructura familiar que tuvieron un impacto de largo alcance que continúa afectando a cómo piensa hoy la gente en Occidente, incluso si no son religiosos», afirma Heine.
La clave es que el cristianismo latino medieval (mucho más organizado e insistente que el griego) logró imponer con fuerza sus principios de monogamia y oposición al incesto allí donde logró una implantación organizada muy potente.
Una forma de constatarlo es medir los matrimonios entre primos. Los investigadores dan un ejemplo: Italia. En Italia del norte y central, con mucha presencia de clero, la cultura cristiana hizo casi inexistente el matrimonio entre primos.
En cambio, en la Italia del extremo sur, que durante siglos fue de tradición griega y donde la Iglesia latina siempre sería más débil en época medieval, el matrimonio entre primos se mantuvo entre el 3 y el 5% durante siglos, incluso hasta los años de inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Un ejemplo de las tablas del estudio; se miden los siglos bajo hegemonía cultural católica medieval, y los índices de matrimonios entre primos (lazos de linaje para reforzar clanes); más política familiar católica genera más familias nucleares (no de clan) y la cultura llamada WEIRD en inglés (occidental, rica, inconformista)
Las otras culturas: clanes, poligamia, la mujer vale poco…
El paganismo, y la mayoría de las culturas, son muy tolerantes con el incesto y la poligamia. Al final, consiste en que hombres fuertes consiguen lo que quieren: chicas débiles y accesibles (incluyendo sobrinas, primas, hijastras…), para hacerse un harén o tener varias concubinas.
Es por placer sexual, pero también puede ser fomentado por la sociedad pagana para generar lazos entre clanes y linajes, mediante la sangre. Tener muchos hijos comunes de muchos clanes con los que emparentarse ayuda a tener lazos y aliados.
Pero las chicas se usan como objetos de intercambio o placer y se entregan como trofeos o sobornos incluso en edades muy tempranas. Y a los hijos no necesariamente les cuidan sus padres, sino «el clan» (donde puede haber feroz competencia, más que amor familiar).
Incluso cuando una cultura pasa de vivir en grandes casas comunales (clanes entrelazados bajo un mismo techo) a casas unifamiliares (con un claro padre de familia, una sola esposa, hijos bajo un mismo techo) ya se da un cambio grande en la dirección que Occidente ha promovido.
El Islam creció con rapidez gracias a la poligamia y al uso de concubinas: un musulmán podía engendrar grandes cantidades de descendientes. En el siglo XIII, el conquistador pagano mongol Gengis Khan tuvo 36 esposas e infinidad de concubinas (esclavas sexuales) y se calcula que tiene hoy muchos millones de descendientes.
En Occidente, el emperador de los francos, Carlomagno, tuvo 4 esposas (no todas a la vez) y muchas concubinas, pero la Iglesia regional, en el Concilio de Maguncia (año 814), dejó claro que evidentemente eso no era una conducta cristiana ni virtuosa.
Cinco siglos antes, en algún momento entre el año 300 y el 324, cuando los cristianos aún eran una pequeña minoría en Hispania, se reunieron 19 obispos y 26 presbíteros de Andalucía y Murcia en el Concilio de Elvira y dictaminaron: «Si alguno toma por esposa a una hijastra suya, se acordó que, por haber cometido un incesto, no se le conceda la comunión ni al final de su vida».
Es decir, incluso rodeados de paganos sexualmente promiscuos, los cristianos del siglo IV eran durísimos con quien se casaba con una hijastra (que ni siquiera era de la misma sangre).
El Occidente cristiano cambió el mundo con la familia
Lo habitual en una cultura humana sería la poligamia, alto nivel de incesto y la consanguineidad, y que los hombres fuertes acumulen chicas y que haya muchos lazos difusos de linajes entremezclados. Así se ha hecho en infinidad de culturas.
Hasta que el Occidente cristiano creó un mundo nuevo al insistir en la familia nuclear: un hombre, una mujer, comprometidos hasta la muerte, educando a sus hijos, excluyendo a otras parejas.
Y, según este estudio, eso generó nuestra cultura individualista y no conformista, es decir, poco dócil al poder. Como decía el escritor converso G.K. Chesterton: «La familia es el primer núcleo de resistencia a la tiranía».
Algo que no contrasta, sino que encaja, con lo que dice Jesús cuando su clan familiar intenta controlarle o limitarle. «Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan», dicen a Cristo. Y Él responde: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre»».
En la sociedad del siglo I, en que el clan, el linaje, el parentesco amplio, lo era todo, esto sonaba revolucionario. Jesús enseñaba que los lazos intra-familiares no eran lo primordial, y que se pueden crear lazos muy intensos, generar nuevos «hermanos», fuera de la familia (cuando se busca «la voluntad de Dios»).
La Sagrada Familia «del pajarito», de Murillo (hacia el año 1650); la familia humana del Niño Dios ha sido un modelo familiar para Occidente durante siglos; los nombres de José y María fueron los más usados por los españoles
Los medievales reflexionaron sobre eso. ¿Cómo ir más allá de las alianzas entre clanes y crear pueblos más grandes y estables? Cuando un pueblo medieval quería dejar de ser «bárbaro» y formar parte de la «familia» llamada Cristiandad se bautizaba y adoptaba el modelo de familia cristiano. Los reyes debían impedir la poligamia e incesto en su familia y en todo su pueblo.
Al bautizarse los húngaros hacia el año mil dejaban de ser bárbaros saqueadores paganos, su jefe San Esteban pasaba a ser un rey cristiano. Cuando los kipchacos o cumanos llegaron a Hungría desde el este de Ucrania huyendo de los mongoles y pidiendo ser acogidos en el s.XIII, los húngaros los aceptaron porque ellos admitieron ser bautizados. (Por desgracia, los mongoles les siguieron y exterminaron).
Boda de Carlos V e Isabel de Portugal en 1526 (en la teleserie Carlo Rey Emperador);
España y Portugal llevaron la familia nuclear cristiana por todo el mundo a América, África y Asia a partir del siglo XVI
Cómo medir la «mentalidad occidental»
El estudio de Heinrich examina 1.291 poblaciones pre-industriales y mide varios rasgos de mentalidad como:
– nivel de individualismo
– nivel de creatividad
– nivel de conformismo
– valoración del pensamiento analítico
– capacidad de confianza en el extraño
– valoración de la honestidad
Lo que encuentra el estudio es que las sociedades donde la Iglesia occidental fue fuerte durante muchos siglos e insistió en su modelo de familia, reduciendo el incesto y los matrimonios forzados, creando lo que hoy llamamos «familia nuclear», allí nace la sociedad OEIRD (occidental, educada, industrializada, rica y democrática), que tiene alto nivel de individualismo, de creatividad, de inconformismo, de confianza en el extraño y de valoración de la honestidad y el pensamiento analítico.
Los reyes Isabel y Fernando bautizan a su hijo en la teselerie «Isabel» de RTVE; la familia natural con sus afectos, la dimensión sobrenatural de los sacramentos y los efectos sociales y políticos se entrelazan en la foto
La sociedad OEIRD que triunfó en Europa occidental y se fue extendiendo a otros continentes desde el siglo XVI es algo único.
En Europa Oriental la Iglesia Ortodoxa generó muchos menos decretos sobre familia y presionó mucho menos desde el Estado o desde el clero para cambiar los hábitos familiares… y en esos países de tradición ortodoxa hay menos rasgos de sociedad OEIRD.
La familia cristiana y la próspera sociedad OEIRD
La sociedad OEIRD no es «lo estándar», no es lo que cabe esperar, no es la dirección en la que reman las sociedades de forma natural ni la mentalidad humana. Es un fenómeno especial y peculiar que ha existido gracias a la familia cristiana. Y que ha generado la sociedad más próspera y libre.
Si se debilita la familia cristiana y se sustituye por experimentos de relaciones fluidas, sin compromisos, de lazos vaporosos y gratificación instantánea… ¿qué quedará en Occidente?
Y hay otras civilizaciones en este planeta, civilizaciones donde el individuo vale poco, civilizaciones que esperan en la puerta para tomar el relevo.
(Esta artículo se publicó originariamente en ReL en noviembre de 2019)