Desde hace dos semanas, en España dejó de ser obligatorio del uso de la mascarilla en interiores.
Al momento de hacerse efectiva la noticia con su publicación en el BOE, la gran mayoría de las diócesis comunicaron que las mascarillas dejaban de ser obligatorias en los templos, como no podía ser de otra manera.
«Quitarse las mascarillas y tapabocas, es un ejercicio de liberación que hay que conciliar con la prudencia», dijo el arzobispo de Oviedo Jesús Sanz en su última carta pastoral. En el caso de la diócesis de Lérida, esa «prudencia» llega hasta el punto de seguir obligando a sus sacerdotes a celebrar con mascarilla, a pesar de ya no ser obligatorio.
La vicaría general de la diócesis de Lérida emitió una circular en referencia a la no obligatoriedad del uso de la mascarilla en interiores. El comunicado sentencia que «en los templos y espacios adyacentes, los despachos, las reuniones, las sesiones de catequesis las personas usuarias de estos espacios podrán mantenerse sin utilizar la mascarilla siempre que haya suficiente espacio como para poder garantizar una
separación interpersonal de un metro y medio (aunque no se mantenga en aquella actividad concreta), no haya aglomeraciones y se pueda asegurar una ventilación suficiente».
Por otro lado, se añade que «las personas que atienden los despachos, en tanto que estén delante de quien atienden y considerando que la distancia del ancho de las tablas es inferior a metro y medio, deben mantenerse con la mascarilla metida; cuando estén solos no es necesario que la tengan puesta».
Celebraciones litúrgicas
La diócesis de Lérida mantiene la obligatoriedad del uso de la mascarilla al clero. «El sacerdote celebrante deberá mantener la utilización de la mascarilla siempre que esté cerca de las especias del pan y el vino, aunque éstas estén tapadas». Los momentos en el que podrán quitársela será cuando comulgue y para proclamar la Palabra de Dios y durante la homilía. Según el obispado, «todo con la finalidad de que al hablar o con la propia respiración, no pueda contaminarlas en caso de ser portador del coronavirus».
Además, se recomienda que la invitación a darse la paz se recuerde que no hace falta darse un apretón de manos. El sacerdote también deberá llevar la mascarilla mientras distribuye la comunión, pudiendo decir las palabras el cuerpo de Cristo a cada uno en ese momento.
En cuanto a los feligreses asistentes «podrán permanecer sin utilizar la mascarilla siempre que no haya aglomeraciones y se pueda garantizar una separación interpersonal de un metro y medio».
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