Todos los que, en un determinado momento, nos encontramos con Jesús y le hemos dado continuidad podemos decir, desde dentro, “sin ti, ya no me entiendo” y es una experiencia grande, fascinante. Como decía san Juan Pablo II, la mejor de las aventuras. Es un enamoramiento que, lejos de ser cursi o rebuscadamente piadoso, habla de un seguimiento, de un camino, de una identificación con él y con sus sentimientos sacerdotales. Si alguien me lee y se está planteando volver a la fe o conocerla por primera vez, ¡le aseguro que no se arrepentirá de dar el paso!
Autor: Carlos J. Díaz Rodríguez
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