Autor: La divina proporción
La palabra griega paraklíti (παρακλήτι) quiere decir abogado y consolador. Y se llama abogado, porque se interpone entre nuestras culpas y la justicia del Padre, haciendo que aquellos que de su inspiración se llenan, se conviertan en penitentes. Y se llama consolador el mismo Espíritu, porque libra de la aflicción el alma de aquellos que, habiendo merecido el perdón de sus pecados, los prepara con esa esperanza. (San Gregorio. In Evang hom. 30)
El Espíritu Santo es el Consolador. Es Quien nos permite enlazarnos, religarnos, con Dios, en toda su extensión. El Espíritu Santo nos consuela, porque vivir conlleva siempre dolor, limitaciones y desilusiones. Sin duda, el bautismo nos hace hijos adoptivos de Dios, pero el sufrimiento humano nos ayuda a vernos como hermanos, unos al lado de otros. La hermandad del Paráclito es esencial para el ser humano. ¿Por qué? Simplemente leamos un…