Cuando Dios repartió la tierra entre los pueblos del mundo, los georgianos llegaron tarde por entretenerse en uno de sus ya célebres banquetes. Para excusarse, dijeron que habían estado brindando a su salud y lo invitaron a sumarse. Dios se divirtió tanto que decidió regalarles la última porción que quedaba por conceder, la que se había reservado para Él.
Aeropuerto de la vieja Tiflis, hoy, para muchos, la moderna Tbilisi. Capital de un país que el mundo llama Georgia –por San Jorge, su patrón–, pero que, en realidad, constitucionalmente y para los locales, se llama Sakartvelo, ah y su idioma es el kartuli. Hoy, el día luce espléndido, quizá, hasta hace un poco de calor. La marshrutka que nos lleva con dirección al centro de la ciudad discurre por la calle George W. Bush. El que fuera amigo yankee del presidente Saakashvili –que está encarcelado- durante la…
Autor: Juan Cadarso
Los beneficios de la oración
“Más que nada, la oración te permite echar un vistazo a tu interior y alinearlo con el corazón de Dios. La oración no es un monólogo en el cual nos…
Articulo Juan Manuel de Prada ‘Un Poco de Paciencia’
Terminábamos nuestro artículo anterior con una observación muy atinada de Concepción Arenal, que nos alertaba sobre los males más pavorosos, que no son los que «las leyes condenan y la…
Consejos para una llevar una vida Cristiana
Llevar una vida Cristiana que agrade a Nuestro Creador y a Nuestra Madre, no es difícil, y menos aburrida, como muchos pueden creer. Sin embargo, necesita dedicación. No basta con…



















