Autor: redaccioninfovaticana
Durante el rezo del Ángelus, el Papa Francisco narró la escena de la parábola del buen samaritano.
«Un sacerdote que pasa lo ve pero no se detiene, sigue adelante; lo mismo hace un levita, esto es, un encargado del culto en el templo. «En cambio —dice el Evangelio—, un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y tuvo compasión» (v. 33). No olvidemos estas palabras: “tuvo compasión”; es lo que siente Dios cada vez que nos ve en dificultad, en pecado, en una miseria: “tuvo compasión”. El evangelista desea precisar que el samaritano viajaba. Por tanto, aquel samaritano, a pesar de tener sus propios planes y de dirigirse a una meta lejana, no busca excusas y se deja interpelar por lo que sucede a lo largo del camino. Pensémoslo: ¿No nos enseña el Señor a comportarnos precisamente así? A mirar a lo lejos, a la meta final, poniendo al mismo…