En el artículo anterior de esta serie se trató sobre los tipos de leyes divinas (característicamente inmutables, universales e indispensables), que son tres: la eterna, la natural y la revelada.
La ley eterna emana directamente de la razón y voluntad de Dios, y encamina al mantenimiento del orden y el Bien Común de todo lo creado. Sujeta a todas las criaturas.
La ley natural es la participación del ser humano, por la mera razón natural, en el orden divino encaminado al Bien Común. Se distinguen la inmediata a la razón (o universal), la próxima y la remota, deducibles progresivamente cada una de la anterior por medio de la reflexión. Son tanto más obligatorias cuanto más inmediatas a la razón sean.
La ley revelada se ha transmitido a Dios a través de sus profetas (ley Antigua), y principalmente de Cristo y sus apóstoles (Ley Nueva), recogidas en las Sagradas…
Autor: Luis I. Amorós
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