La declaración, referida al Holocausto de judíos ejecutado por los nazis alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, pertenece a la persona más autorizada que existe para haberla realizado. Para empezar un judío; para seguir, un historiador; en tercer lugar, un ministro de Asuntos Exteriores de Israel; en cuarto lugar, un socialista, militante del Partido Laborista Israelí al que por lo tanto ningún afecto unía al Régimen del país del que hablaba; en quinto lugar, un embajador israelí en España; y para terminar, en un año, 1991, en que la dicha frase más bien estaría llamada a granjearle antipatías y problemas que simpatías y alabanzas: hablamos de Shlomo ben Ami, que la pronunciaría para la revista “Época” en dicho año 1991.
No es la única persona de parecidas características que realizaría una afirmación, si bien no tan…
Autor: En cuerpo y alma
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