Carolina tiene 37 años y vive en Toulouse. Padece una osteogénesis imperfecta o síndrome de los huesos de cristal, un trastorno genético que da lugar a fragilidad y deformación ósea. Por ese motivo estuvo acudiendo desde los tres años a un centro de rehabilitación. Allí fue haciendo muchos amigos, algunos de ellos creyentes, “y principalmente musulmanes”, explica en Découvrir Dieu: “Como crecí con ellos, la cuestión de Dios siempre formó parte de mi día a día”.
“Así que”, prosigue, “cuando tenía 10 años, como ellos rezaban, yo también tenía ganas de rezar y de aprender a rezar. Pero rezar en mi lengua, el francés”.
Empezó a ir a catecismo y a rezar el Padrenuestro y el Avemaría: “Pero yo tenía muchas cosas que decirle a Dios y eso me parecía demasiado poco”. Continuó su formación y recibió el bautismo y la Primera Comunión, aunque no…
Autor: ReL

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