Los tomates lloran y gritan cuando se les ataca, según se desprende de las conclusiones de un estudio publicado recientemente en ‘Frontiers in Sustainable Food Systems’, dirigido por Gabriela Niemeyer Reissig, de la Universidad Federal de Pelotas, en Brasil, en el que se explica cómo el fruto envía señales eléctricas al resto de la planta para advertir de eventos dañinos, como por ejemplo un ataque de orugas.
Lo que han descubierto los investigadores es que, al sufrir una agresión externa, los tomates envían señales eléctricas de alarma al resto de la planta para que se prepare. Y en este punto me acuerdo de los bebés en el seno materno, que también lloran y gritan, sienten dolor desde la semana 13, según un estudio de Journal of Medical Ethics llevado a cabo por Stuart WG Derbyshire y John C. Bockmann.
Tal y como te contaba hace un año y medio en Actuall, Stuart WG Derbyshire fue asesor de la organización abortista Planned Parenthood y había afirmado tener “pruebas de que los fetos no pueden experimentar dolor” en el año 2006 en otra prestigiosa revista científica, el British Medical Journal. ¡Pero se desdijo!
La noticia de que los tomates lloran y gritan sale a la luz casi a la par en que la ministra de ‘Igual da’, Irene Montero, haya anunciado que dará un «impulso definitivo» al aborto y mientras que en España lloran, gritan y mueren más de 100.000 niños al año a causa del aborto.
La líder -aunque ella preferirá lo de la lideresa aunque el sustantivo líder es común en cuanto al género (ups, dejo lo del género para otro artículo)…
… decía que la líder de las feministas radicales se ha llenado la boca al hablar de la “gran unidad” del feminismo en torno a que el aborto es un derecho de la mujer, olvidando los derechos del niño por nacer.
También se ha quedado a gusto al declarar, en una entrevista a Radiodable recogida por Europa Press, que los derechos de los médicos no pueden estar por encima de los de las mujeres.
Y yo me pregunto si los derechos de las ‘médicas’ sí que podrían estar por encima, que seguro que ahí le cabe la duda a la experta en sexo, que no ‘género’.
Ha dicho Montero que es necesario “buscar fórmulas” para compatibilizar los derechos de la mujer y los de los profesionales sanitarios y a renglón seguido ha añadido que el hecho de que haya mujeres que tengan que ir a otras comunidades autónomas a abortar supone una “violación de sus derechos”.
En este punto me pregunto por los derechos del ser humano más inocente. El nasciturus es titular del derecho a la vida y, en consecuencia, ha de ser protegido por ley cuando se regule lo relativo al aborto, a los procedimientos de reproducción asistida y al manejo de los embriones.
Por cierto, la titular de Igualdad también ha anunciado que la norma española incluirá el “reconocimiento de los vientres de alquiler como una forma de violencia hacia las mujeres”. ¡Otro melón más que ha abierto la melona!
Para concluir, deseo mandar a la ministra al cerrillo del tambor -que bien saben quienes me conocen que es un lugar al que me gusta enviar a los majaderos-. Y para ello, lo voy a hacer con tomates, recordando la canción del cantautor socialista chileno Víctor Jara, que dice así:
“Qué culpa tiene el tomate que está tranqiuilo en la mata, si viene un HP y lo mete en una lata, y lo manda pa’ Caracas”.
¡A ver si conseguimos mandar a la ministra al cerrillo del tambor, a Venezuela o a Irán, lugares que tanto gustan a los de Podemos.
La entrada ¿En qué se parecen un bebé y un tomate? En que gritan y lloran se publicó primero en Actuall.
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