Entre la nieve, Dios sembró una señal. Y Josemaría Escrivá de Balaguer, con apenas 16 años, entendió que su vida ya no le pertenecía, era de Dios y para Dios.
Redacción (27/06/2025 11:38, Gaudium Press) En un blanco y frío día de invierno, mientras la ciudad de Logroño en España se encontraba cubierta de nieve, un joven llamado Josemaría Escrivá caminaba por sus calles sin imaginar que una simple escena cambiaría para siempre el andar de su vida. Tenía apenas 16 años cuando un detalle aparentemente insignificante le puso la piel de gallina, unas huellas descalzas marcadas en la nieve. Eran de un carmelita que, pese al clima helado, caminaba sin zapatos o sandalias, como testimonio de su entrega a Dios.
Este gesto despertó en el corazón del joven Josemaría una inquietud que lo acompañaría toda su vida. Como él mismo recordaría más adelante, fue en ese…
Autor: Saul Castilblanco Mosos
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