Todos hemos experimentado cómo, en un solo instante, un acontecimiento trágico es capaz de transformar nuestra vida al enfrentarnos de golpe a la dolorosa e ineludible realidad del sufrimiento; el cual nos revela nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Ya que el dolor, junto con la muerte, es inevitable en la vida de todo hombre y constituye, además, el gran misterio que acompaña a la humanidad: cómo Dios, bueno y omnipotente, permite el mal.
Autor: Angélica Barragán
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