Autor: Javier Lozano
El 21 de enero de 1986 un brutal atentado con un coche bomba cargado con 250 kilos de explosivos en la zona cristiana de Beirut provocó el caos y un reguero de muerte. Un total de 30 personas fallecieron y 120 resultaron heridas de gravedad. Fue tal la fuerza de la explosión que cuatro edificios y decenas de automóviles quedaron completamente destrozados.
Uno de los que resultó gravemente herido fue Fouad Hassoun, un jovencísimo católico, brillante estudiante de Medicina que soñaba con ser oftalmólogo. En un momento dado se asomó a la ventana de su casa cuando justo enfrente explotó la bomba. Ahí perdió sus ojos para siempre.
De lo poco que recuerda de aquel momento antes de perder el conocimiento fue invocar a la Virgen María. “Pensé que me estaba muriendo y grité: ¡Oh, Santísima Virgen, no quiero morir!”. Más de tres décadas después cuenta esta experiencia de sufrimiento, fe y…
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