El Senado aprobó este miércoles la proposición de ley que impulsó el PSOE para modificar el Código Penal y así castigar a los provida que rezan o se concentran cerca de los abortorios. Las penas ascenderán a entre tres meses y un año de cárcel, además de sanciones como trabajos en beneficio de la comunidad.
Este sábado entrará en vigor la modificación del Código Penal que tras haber sido aprobada en el Congreso este miércoles consiguió 154 votos a favor y 105 en contra, los del PP, Vox y UPN.
Así queda el artículo 172 quater del Código Penal:
“1. El que para obstaculizar el ejercicio del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo acosare a una mujer mediante actos molestos, ofensivos, intimidatorios o coactivos que menoscaben su libertad, será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días.
2.Las mismas penas se impondrán a quien, en la forma descrita en el apartado anterior, acosare a los trabajadores del ámbito sanitario en su ejercicio profesional o función pública y al personal facultativo o directivo de los centros habilitados para interrumpir el embarazo con el objetivo de obstaculizar el ejercicio de su profesión o cargo.
3. Atendidas la gravedad, las circunstancias personales del autor y las concurrentes en la realización del hecho, el tribunal podrá imponer, además, la prohibición de acudir a determinados lugares por tiempo de seis meses a tres años.
4. Las penas previstas en este artículo se impondrán sin perjuicio de las que pudieran corresponder a los delitos en que se hubieran concretado los actos de acoso.
5. En la persecución de los hechos descritos en este artículo no será necesaria la denuncia de la persona agraviada ni de su representación legal”.
La gravedad de esta modificación no es únicamente la furibunda persecución contra los provida limitándose así su derecho de reunión y de libertad de expresión con penas desproporcionadas. Además, el nuevo artículo del Código Penal los equipara a los maltratadores pues no es necesaria una denuncia previa.
Con el añadido del punto cinco en la práctica esto supone equiparar las vigilias de oración y los rescates de los provida a los casos de violencia de género. De hecho, el delito de coacciones, que regula el artículo 172 originario del Código Penal está directamente vinculado a que exista una denuncia previa por parte del coaccionado o de su abogado. Excepto en el caso de las víctimas de la violencia de género. Y a partir de ahora también con los provida.
La gran beneficiada, y además gran promotora de esta iniciativa, es la industria abortista, que gracias a la labor de los rescatadores perdían cada año cientos de miles de euros debido a las mujeres que voluntariamente hablaban con los jóvenes provida y decidían no abortar al encontrar una alternativa a la muerte de su hijo.
«Rezar no es delito», bajo este lema de cientos de jóvenes han acudido a rezar junto a abortorios durante las últimas semanas.
Este miércoles desde la Cámara Alta, el senador de Vox, Jacobo González-Robatto, denunciaba la perversión del lenguaje cuando se habla de “interrupción voluntaria del embarazo”, pues recordó que “abortar es matar, es acabar con la vida de un ser humano”.
Por ello, tal y como recoge El Debate, salió en defensa del trabajo de los rescatadores cuya labor “consiste única y exclusivamente en una última oportunidad para las madres y para los hijos”.
Por su parte, el senador del PP, Fernando de Rosa, ha considerado esta proposición como el “ejemplo del sectarismo del PSOE y sus socios”. “Ustedes no están ponderando los derechos, sino que están utilizando el Código Penal como instrumento para la difusión de su ideología y como mecanismo para señalar a las personas que no piensan como ustedes”, añadió.
Como respuesta a esta ofensiva contra los provida se han llevado varias iniciativas bajo el lema “Rezar no es delito” donde cientos de personas han desafiado al Gobierno yendo a rezar frente a conocidos abortorios. También se han llevado a cabo iniciativas en metros, autobuses como la de la ACDP, que aseguraba: “Rezar frente a una clínica abortista está genial”.