Me lo encontré al llegar a la iglesia de Gandullas. Sobre una destartalada estantería colocada en el atrio del templo parroquial estaba el pobre san Cayetano. Una imagen de escayola, en torno a cincuenta centímetros de altura, con algún desperfecto de pintura y la falta de un piececito y una mano del niño Jesús que lleva en sus brazos.
Me producía una cierta tristeza. El templo de Gandullas está bien, tiene sus imágenes, especialmente la Virgen de la Paz, patrona y titular de la parroquia, y san Antonio, a quien tienen grandísima devoción. Llegaba el momento del rosario, la exposición, la misa, y todos en el templo menos él. Especialmente duro en los días de fiesta grande, cuando el templo se llena y la liturgia es solemne. Y yo me decia… y este pobre, ahí fuera, como si no tuviera que ver con nosotros, como si estuviera castigado.
Autor: Jorge González Guadalix
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