Durante el Ángelus de este domingo, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio del día, que narra dos milagros realizados por Jesús: la curación de una mujer con hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo. Ambos milagros, destacó el Pontífice, se caracterizan por el contacto físico, un acto significativo en el contexto de las normas de pureza de la época.
El Papa subrayó que Jesús desafió las concepciones religiosas que separaban a los puros de los impuros. «Antes de la curación física, Jesús desafía la idea de que Dios separa a los puros de los impuros. Para Dios, todos somos sus hijos», afirmó. Francisco resaltó que la verdadera impureza proviene de un corazón impuro y no de enfermedades o la muerte.
El Papa instó a los fieles a no etiquetar ni excluir a nadie, sino a imitar el corazón inclusivo y amoroso de Dios. «Dios no nos juzga ni nos…
Autor: redaccioninfovaticana
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