El Papa Francisco, como cada domingo, volvió a asomarse por la ventana de San Pedro para rezar en Regina Coeli.
Recordando el pasaje evangélico del día, Francisco advierte de la tentación que podemos tener, como le sucedió a Pedro, que «por cansancio, desilusión, quizás por pereza, nos olvidemos del Señor y descuidemos las grandes opciones que hemos tomado, para contentarnos con otra cosa. Por ejemplo, no dedicamos tiempo a hablar en familia, y preferimos los pasatiempos personales; nos olvidamos de la oración, dejándonos arrebatar por nuestras necesidades; descuidamos la caridad, con la excusa de las prisas diarias. Pero al hacer esto nos sentimos desilusionados: era precisamente la desilusión que sentía Pedro, con las redes vacías, como él. Es un camino que te hace retroceder y no te satisface».
El Pontífice resalta tres verbos: «volver a empezar, recomenzar, zarpar de nuevo. Siempre, ante una desilusión, o ante una vida que ha perdido un poco su sentido —“hoy siento que he retrocedido…”—, ponte de nuevo en camino con Jesús, reinicia, navega mar adentro. ¡Está esperándote! Y Él piensa solo en ti, en mí, en cada uno de nosotros».
El Santo Padre afirmó que «hoy Cristo resucitado nos invita a un nuevo impulso, a todos, a cada uno de nosotros, nos invita zambullirnos en el bien sin miedo de perder algo, sin hacer demasiados cálculos, sin esperar a que empiecen los otros. ¿Por qué? No esperar a los otros, porque para ir al encuentro de Jesús hay que comprometerse. Hay que tomar posición con valentía, recomenzar, y recomenzar comprometiéndose, arriesgar. Preguntémonos: ¿soy capaz de un arranque de generosidad, o contengo los impulsos del corazón y me cierro en la costumbre, en el miedo? Lanzarse, zambullirse. Esta es la palabra de hoy de Jesús».
El Evangelio de ayer domingo concluye cuando Jesús le pregunta a Pedro tres veces «¿me quieres?». «Hoy el Resucitado nos lo pregunta también a nosotros: ¿Me quieres? Porque en la Pascua quiere que resurja también nuestro corazón; porque la fe no es una cuestión de saber, sino de amor. ¿Me quieres?, te pregunta Jesús a ti, a mí, a nosotros, que tenemos las redes vacías y muchas veces tenemos miedo de recomenzar; a ti, a mí, a todos nosotros, que no tenemos el valor de zambullirnos y quizás hemos perdido empuje. ¿Me quieres?, pregunta Jesús. Desde entonces, Pedro dejó de pescar para siempre y se dedicó al servicio de Dios y de los hermanos, hasta entregar su vida aquí, donde nos encontramos ahora. Y nosotros, ¿queremos amar a Jesús?», dijo Francisco.
Nuevos beatos en Italia
Tras el rezo del Reina del Cielo, ayer domingo 1 de mayo día en que comenzó el mes dedicado a la Madre de Dios, el Papa hizo referencia a los dos nuevos beatos: don Mario Ciceri y Armida Barelli. «El primero era un vicepárroco de campo; se dedicaba a rezar y confesar, visitaba a los enfermos y estaba con los muchachos del oratorio, como educador manso y guía seguro. Un luminoso ejemplo de pastor», dijo el Papa.
Sobre Armida Barelli fue fundadora y animadora de la Juventud Femenina de Acción Católica. Viajó por toda Italia para llamar a las muchachas y a las jóvenes al compromiso eclesial y civil. Colaboró con el padre Gemelli para dar vida a un instituto secular femenino y a la Universidad Católica del Sagrado Corazón, que justo hoy celebra su jornada anual y que en su honor la ha titulado “Con corazón de mujer”.
Guerra en Ucrania
«Hoy comienza el mes dedicado a la Madre de Dios», recordó Francisco. Por ello, el Papa invitó a todos los fieles y comunidades a rezar el Rosario por la paz todos los días de mayo. «Mi pensamiento va inmediatamente a la ciudad ucraniana de Mariúpol, “ciudad de María”, bárbaramente bombardeada y destruida. Una vez más, y desde aquí, renuevo el llamamiento de que se establezcan corredores humanitarios seguros para las personas atrapadas en la acería de esa ciudad», dijo el Santo Padre.
Además, el Papa aseguró que sufre y llora pensando en los sufrimientos de la población ucraniana y en particular de los más débiles, los ancianos y los niños. «Llegan Incluso terribles noticias de niños expulsados y deportados», lamentó el Papa.
De igual modo volvió a pedir que «si se está haciendo todo lo posible para que callen las armas. Por favor, no nos rindamos a la lógica de la violencia, a la perversa espiral de las armas. ¡Tomemos el camino del diálogo y de la paz!»
Fiesta del trabajo y libertad de prensa
Francisco pidió que la fiesta del trabajo «sea un estímulo para renovar el compromiso de que el trabajo sea digno en todas partes y para todos. Y que la voluntad de hacer crecer una economía pacífica venga del mundo del trabajo. Me gustaría recordar a los trabajadores que murieron en accidentes laborales: una tragedia muy extendida, quizás demasiado».
Además, el Papa también hizo mención al 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, patrocinado por la Unesco. «Rindo homenaje a los periodistas que pagan personalmente su servicio a este derecho. El año pasado en todo el mundo fueron asesinados 47 y más de 350 encarcelados. Un agradecimiento especial a los que, con valentía, nos informan sobre las plagas de la humanidad», subrayó el Obispo de Roma.
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