Cuando asola una descomposición social aguda, lo más grave no es que alguien no sea profeta en su tierra, peor aún es que una tierra no escuche a sus profetas. Tarde o temprano, serán profetas en tierra quemada. No obstante, si un profeta goza del don de la ubicuidad y la fama le precede tendrá la oportunidad de ser escuchado aunque para ese entonces su pueblo ya esté hecho jirones.
En una homilía veraniega idónea para desperezar el alma, decía el presbítero que lo que resalta a los santos (y por extensión se podría decir lo mismo de los profetas) es tener el honor de ser incómodos para los hombres de su tiempo, en referencia a aquellos que han acolchado en sus vidas las consignas temporales y que, arrastrados por la molicie, se han doblegado gustosamente ante los demonios de su época, marginando cínicamente la conciencia. Hombres necesitados del flagelo literario del…
Autor: Eduardo Gómez
Impresionantes evidencias de la presencia de Dios en el vino y el pan
Desde hace muchos años han ocurrido manifestaciones de Dios en el momento de la eucaristía. Se han desencadenado una serie de fenómenos, en diversos países de todo el mundo que…
Adoración Perpetua: Qué es y por qué cambiará tu vida
La adoración perpetua o eucarística es un método de oración personal profunda que durante siglos muchos santos han recomendado practicar. Sigue leyendo este artículo para que conozcas más detalles que…
¿Cómo rezar cuándo nos abruma las preocupaciones?
Las emociones que acompañan a las crisis son a menudo descritas como una sensación similar a olas gigantes rompiendo tú alrededor. Por eso, en sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola proporcionaba el…