Autor: José Francisco Serrano Oceja
Que Carlos Díaz escriba un libro, librito o librote sobre don Marcelino, a modo de biografía, provocación, arrebato cultural o ejercicio de libertad intelectual, le levanta el ánimo a cualquiera.
Sí, estoy hablando de Carlos Díaz, el filósofo cristiano o cristiano filósofo más inclasificable de nuestro tiempo, que son ya dos siglos, el catedrático indefinible de la Complutense, autor de centenares de libros, contenido de un molde que solo encaja en él mismo.
Vamos, el discípulo de Marcelino Legido, de feliz recuerdo. Vamos, el que se considera que, en su vida intelectual, “siempre he dejado a mi derecha un asilla para don Marcelino Menéndez Pelayo, y a mi izquierda otra para don Michail Bakunin, soportando mientras tanto el peso de mis nalgas a caballo entre las dos, porque mi pompa no cabe en la sillas de este mundo”.
Quien afirma ítem más que “yo, a falta…