Hace tiempo que hemos aceptado un marco equivocado, un marco que nos lleva a defendernos con argumentos de consolación ante ataques evidentes contra la fe y las expresiones religiosas.
Cada vez que ocurre una profanación, ya sea una imagen decapitada, un altar destruido o una blasfemia mediática, nos limitamos a decir: «Han herido nuestros sentimientos religiosos». Pero ¿acaso se trata solo de eso? ¿De nuestra ofensa personal? No. Es Dios quien ha sido ofendido.
El problema es que hemos interiorizado el lenguaje de nuestros agresores. El «sentimiento religioso» es un concepto reduccionista y vacío, diseñado para encasillarnos en el terreno de lo subjetivo, de lo emocional. Como si la fe se redujera a un capricho más, comparable a la afición por un equipo de fútbol o a un hobby de domingo. Pero aquí no estamos hablando de sentimientos; estamos hablando de Dios. Y cuando…
Autor: Jaime Gurpegui
Los 18 beneficios de asistir a la Santa Misa
La misa es el encuentro con Dios Nuestro Señor, pero no sólo con Él, también con nuestro interior, haciendo que mejoremos cada día más como personas. Este encuentro con Nuestro…
Consejos para una llevar una vida Cristiana
Llevar una vida Cristiana que agrade a Nuestro Creador y a Nuestra Madre, no es difícil, y menos aburrida, como muchos pueden creer. Sin embargo, necesita dedicación. No basta con…
La Iglesia al fin de los tiempos
Artículo realizado por el Padre Emmanuel André X. El Advenimiento del Juez Supremo Vano es intentar precisar la hora en que tendrá lugar el segundo advenimiento de Nuestro Señor,siendo como es…