En mi anterior artículo, Hay que dar talentos: ¡Dios no quiere tibios!, expongo que el Señor desea que con las capacidades que tenemos, y que Él nos ha dado, debemos dar un rendimiento que sobrepase lo que hemos recibido. Y para ello nos pide que nos esforcemos material y espiritualmente para dar lo mejor de nosotros mismos, debiendo trabajar intensamente y arriesgándonos.
Para ver si el empresario da talentos, veamos como es este ser. A nivel popular la imagen es bastante denigrante. Así, se le tacha de egoísta, explotador, acaparador de dinero… en definitiva, un vampiro que chupa la sangre de sus colaboradores exigiendo más horas de trabajo, con malas condiciones laborales y pagando poco. Pero no todos los empresarios son así, hay mejores y peores como existen en todas las profesiones, obreros, médicos, profesores, funcionarios, etc. Pero la opinión es que son…
Autor: José Ignacio Fernández
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