Uno lee ciertas noticias y le dan ganas de cerrar el ordenador e irse al campo, lejos de toda la hipocresía eclesiástica. Pero no podemos.
Porque cuando uno ve al cardenal Blase Cupich defendiendo la adopción gay y criticando a quienes se resisten a bautizar a niños en esas situaciones, uno entiende que esto ya no va de cuidar almas, sino de proyectar frustraciones personales.
El discurso emotivista: lágrimas y poco Evangelio
El artículo de Cupich publicado en el portal de James Martin —ese foro de propaganda al que llaman católico— es un festival de lugares comunes: habla de exclusión, de incomprensión, de historias dramáticas… Pero, ¿qué hay del Evangelio? ¿De la cruz? Nada. Cupich nos invita a «escuchar sin prejuicios», pero no a hablar de Cristo. Prefiere emocionarnos con relatos lacrimógenos sobre familias desestructuradas mientras pasa por alto el pequeño…
Autor: Jaime Gurpegui
Impresionantes evidencias de la presencia de Dios en el vino y el pan
Desde hace muchos años han ocurrido manifestaciones de Dios en el momento de la eucaristía. Se han desencadenado una serie de fenómenos, en diversos países de todo el mundo que…
Los beneficios de la oración
“Más que nada, la oración te permite echar un vistazo a tu interior y alinearlo con el corazón de Dios. La oración no es un monólogo en el cual nos…
La cultura es el camino de la Nueva Evangelización
El objetivo del Papa San Juan Pablo II de involucrar a la cultura en la Nueva Evangelización fue la construcción de una civilización del amor como fuente de libertad y…