Es un episodio muy conocido, que los muchos enemigos de España, tantos de ellos españoles, utilizan para ilustrar la “oscuridad”, la “ranciedumbre” de aquella España del s. XVI que, según imaginan en sus más contumaces pesadillas, tanto asustaba a las mentes más preclaras de la época, entre las cuales ni más ni menos que la del gran Erasmo de Rotterdam.
Por desgracia para ellos, -aunque poco les importa y la siguen utilizando para sus pérfidos propósitos-, conocemos bien la historia de la frase, demasiado bien de hecho.
Todo empieza con la invitación que le gira el Cardenal Cisneros al gran autor humanista en 1517 para venir a España y trabajar en la Universidad de Alcalá de Henares que acaba de fundar dieciocho años antes. No es, naturalmente, en la carta de rechazo, donde el flamenco expresa su opinión sobre nuestro…
Autor: En cuerpo y alma

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