«Si tú te haces cauce, Yo me haré torrente», aseguraba Santa Catalina de Siena, que le susurraba Dios al oído. Y, el filósofo Ortega y Gasset, completaba la idea: «Pero el río se abre un cauce y luego el cauce esclaviza al río».
Cualquier persona que desee construir una casa sabe que antes necesitará colocar unos andamios que le permitan llegar a las plantas de más arriba. Entendiendo, sin embargo, que el fin último de ese despliegue de barandillas, plataformas y anclajes es, únicamente, terminarla correctamente para que, un día, pueda ser habitada. Algo muy similar, se podría decir del mundo de la cocina, donde, para hacer un bizcocho, se necesitará, siempre, un buen molde, que impida que la masa, a lo largo de la mesa, se desparrame informe. Siendo consciente, ¡hasta el más cándido pastelero!, que cuando el horno haga su efecto, la horma, indefectiblemente, le será…
Autor: Juan Cadarso
La Iglesia al fin de los tiempos
Artículo realizado por el Padre Emmanuel André X. El Advenimiento del Juez Supremo Vano es intentar precisar la hora en que tendrá lugar el segundo advenimiento de Nuestro Señor,siendo como es…
La Nueva Era, una secta de cuidado
El reiki y la Nueva Era (New Age), se han extendido cada vez más por la sociedad buscando el bienestar físico y mental que producen. Conoce todos los detalles y…
Cómo afirmar la veracidad de los evangelios
Hay una técnica muy utilizada por los detectives para encontrar información que les ayude a armar el cuadro completo de una escena, es el Soporte Involuntario entre Testigos. Esta técnica…