Autor: ReL
Salvador Ramos, un joven de 18 años, anunció en redes sociales que se había comprado dos rifles de asalto AR-15 y sugirió en Facebook que cometería una atrocidad. Media hora después, entró con un fusil de asalto en la escuela de Uvalde (Texas) y se atrincheró en un aula, disparando contra niños y adultos, matando a 19 niños y dos maestras. Uvalde tiene 15.000 habitantes, de los que un 82% son hispanos, según el censo.
Los medios de comunicación y la sociedad norteamericana enseguida han abordado el debate sobre lo que tenía el joven en su mente (dicen que era hosco, sin amigos, un solitario antipático) pero también sobre lo que tenía en sus manos: no una navaja, ni una escopeta de caza, sino un arma potentísima.
También los obispos norteamericanos participan del debate social en EEUU. Ha resonado la voz de Daniel Flores, el obispo de Brownsville, en la esquina costera del sur de…