Fue hace tanto tiempo que diariamente pasaba bebiendo de la enseñanza de Benedicto XVI como de una fuente. No había día que no quisiera saber lo que le sucedía, qué decía o hacía.
Fueron años extraordinarios, de hecho, durante ese tiempo fue que cursé teología por lo que, de muchos ángulos, mi vida de fe recibió riqueza.
Luego, vino un largo período que fue para aprender a amar y confiar. Un período de poco más de una década. Hasta que llegó a su fin y, aquella zona sombría, fue iluminada por un papa que cantó el Regina Caeli en latín.
Y no por el latín, sino por María y tantas otras cosas que teníamos tiempo de no ver y que han sido vistas de nuevo con gran alegría.
Ayer decía el padre Juan en la homilía que le parece sobrenatural, obra de la gracia, que los católicos estallemos en alegría tan solo por ver la fumata blanca, aun cuando ni siquiera…
Autor: Maricruz Tasies.Riba
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