“Aunque yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los pobres, si no tengo caridad, de nada me sirve”. Esta cita, a simple vista paradójica, de la epístola de San Pablo a los corintios describe, con palabras más inmortales que el bronce o las pirámides, la esencia de la caridad, que en nuestro tiempo está siendo sustituida por simulacros campanudos: se ha convertido en uno de los signos distintivos de nuestra época.
Autor: Juan Manuel de Prada
Cómo afirmar la veracidad de los evangelios
Hay una técnica muy utilizada por los detectives para encontrar información que les ayude a armar el cuadro completo de una escena, es el Soporte Involuntario entre Testigos. Esta técnica…
5 maneras de oír lo que Dios te está diciendo
Dios siempre nos habla en diferentes momentos y de diferentes maneras. Esa es la premisa básica del libro Discernimiento del difunto Henri Nouwen, sacerdote católico romano, autor de 39 libros y…
Jacinta Marto, la pastorcita que nos enseña el valor del sacrificio
El 20 de febrero se cumplió el centésimo aniversario de la muerte de Santa Jacinta Marto, la pastorcilla de Fátima fallecida en Lisboa con sólo diez años. Todos conocemos la …