Uno de los eslóganes más extendidos por el lobby trans es el de «mejor un hijo trans que una hija muerta«. Con esta disyuntiva se suele decir que el sufrimiento generado en los niños o jóvenes con disforia o incongruencia de género les llevará al suicidio de no culminar la llamada transición. Pero cuando la llevan a cabo y la trágica muerte azota a los familiares, los promotores de las doctrinas de género lo explican acudiendo al «acoso» u «odio» que los no transgénero vuelcan sobre quienes han «transicionado». Se trata de un discurso que lleva a muchos a acompañar a sus hijos hasta completar la transición y que, sin embargo, enfrenta cada vez más evidencias de resultados que dicen lo contrario.
La cirugía trans multiplica por 12 el riesgo de suicidio
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Autor: José María Carrera
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