Estudiando en la universidad en los años 80 Joseph Calvert era ateo. Muy ateo. Incluso generosamente ateo. Tan ateo que cuando ahorró 100 dólares trabajando en una cadena de comida rápida (a 3,6 dólares la hora) se los gastó en comprar varias copias de «Por qué no soy cristiano» de Bertrand Russell para repartirlas gratis a quien pasase por el centro del campus.
¿Cómo es que Calvert es hoy diácono permanente en dos parroquias de Kentucky? El cambio empezó cuando siguiendo instrucciones de un gurú indio empezó a leer unos poemas de Santa Teresa de Ávila. Y eso le hizo conocer más a Teresa, a su época, y empezar a estudiar la fe católica que había despreciado tanto.
La universidad le hizo ateo
Joe Calvert fue bautizado de niño y se educó en una familia protestante. El único católico que conocía era su abuelo, quien iba a misa cada domingo, pero no se acercaba…
Autor: Pablo J. Ginés
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