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Nazaret – Lo que llama la atención de la aventura cristiana de San Charles de Foucauld es que durante su vida, “parece no haber hecho nada”. No convirtió a nadie, no fundó nada, no tuvo éxito en ninguno de sus proyectos, “no aportó ningún resultado”. Charles de Foucauld sólo amaba a Jesús, imitándolo en todo, incluso hasta la muerte. Precisamente por eso, su relato sugiere a todos los bautizados que para ser Iglesia “no es necesario construir grandes empresas”, que toda actividad eclesial es fecunda solo y cuando “surge del encuentro y del amor a Cristo”, mientras que “sin el amor a Cristo, todo lo que queda de nosotros son costosas estructuras, ya sean físicas o humanas”. Con estas palabras, y con otras imágenes evocadoras, el arzobispo Pierbattista Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén de los Latinos, ha querido recordar a los hermanos de las Iglesias…