Ulán Bator – La Iglesia enviada por Cristo para anunciar su Evangelio de salvación es “una Iglesia pobre, que se apoya solo en la fe genuina, en la fuerza desarmadora y desarmante del Resucitado, capaz de aliviar el sufrimiento de la humanidad herida”. Una Iglesia que no grita, sino que “susurra” el anuncio del Evangelio al corazón de las personas y de los pueblos. Una Iglesia de personas “con paz en el corazón” que encuentran la fuente de sus obras apostólicas de caridad en la contemplación de Jesús, y no de “gente ocupada y distraída que realiza proyectos”. Una Iglesia cuyos rasgos distintivos se pueden reconocer fácilmente en el camino del “pequeño rebaño” de la comunidad católica presente en Mongolia. El Papa Francisco volvió a utilizar palabras claras y sugerentes al recordar el carácter propio e incomparable de la misión confiada a la…
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