Autor: Pedro Trevijano
Se me ha preguntado con relativa frecuencia por qué me hice sacerdote y si me he arrepentido de serlo. Hoy, desde luego, si pudiese echar marcha atrás y volver a plantearme del todo mi vida, sería de las cosas que tengo más claras: volvería a serlo, pues estoy encantado de haber sido sacerdote y continuar siéndolo.
Dios no nos deja abandonados a nuestra suerte, sino que con su Revelación nos comunica que nuestra máxima aspiración, la de ser felices siempre, es perfectamente realizable y por eso la consideramos evangelio, es decir, buena noticia, aparte que en la vida de un sacerdote hay muchos momentos de ilusión, alegría y esperanza, junto con experiencias maravillosas.
Algunas de estas experiencias las tuve en Medjugorje, lugar donde me sentí plenamente realizado como persona y como sacerdote. Lo más importante de allí son la Eucaristía, la adoración al Santísimo, que cuando es…
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