Las cosas más bellas del mundo no se ven ni se tocan, se sienten con el corazón. Acá se esconde un misterio demasiado grande que no comprendemos del todo, pero que sí podemos vivirlo, profundizarlo y descubrirlo en los momentos únicos y trascendentes, como también en los pequeños sucesos que nos dejan una paz profunda. Es en esos momentos donde abunda una pedagogía particular de Dios con nosotros con gestos que nos tocan el corazón, que nos hablan de su cercanía y de cómo nos conoce. Ahí Él viene a traernos claridad, calma, entonces comenzamos a cambiar nuestra mirada y empezamos a trabajar en un clima de aceptación y amor en nuestro interior.
Sería estupendo aprender a hacerlo, hay algún taller sobre esto?