Cuantas veces las situaciones complejas, excepcionalmente adversas, nos otorgan la oportunidad de crecer espiritualmente, más allá de nuestros propios límites. A veces el desafío es aprender a elegir los anteojos a través de los cuales miramos las circunstancias. Elegir hacer del presente una experiencia de amor. Lo importante es encontrar ese sentido que nos lleve a la calma, al sosiego, a la libertad interior, al Alma, que nos conecte con Dios. Es justamente esa libertad interior la que nos puede salvar, la que nos ayuda a sobrellevar los destinos más adversos. Aprendamos a descubrir en nuestra vida esa paz en nuestro corazón.