Dios nunca acelera nuestros procesos, sabe que cada uno tiene sus tiempos y respeta siempre los tiempos del Alma. Poco a poco nos va calentando por dentro para ir despertando nuestra conciencia y nuestro corazón dormido. Es Él el que nos enseña a tener un corazón sensible, que sea capaz de amar, de comprender y escuchar con ternura nuestros sueños y alegrías y también nuestras heridas y dolores; las nuestras y las de los que nos rodean. Dios nos enseña a corregir en horizonte de cariño y a recuperar la ternura como trato con nosotros mismos y con los demás.
Maravillosos son sus textos Sra Bernardi ❤
Muchas gracias Arnaldo!! Que Dios lo bendiga siempre!
Muchas gracias!