Cuando hacemos memoria con el corazón volvemos a descubrir cómo nuestra vida ha sido un regalo tejido entre Dios y tantas manos silenciosas y rostros de personas que Dios fue poniendo en nuestra historia personal. Cultivar la memoria agradecida nos ayuda a mirar nuestro pasado y nuestro presente y nos permite descubrir las razones para mirar el futuro con esperanza, frente a los nuevos desafíos que se nos presenten. Aprendamos cada día a trabajar nuestra apertura de corazón y a enraizar en el Alma.