Este Sexto día de la Novena de los Aguinaldos al Niño Dios se centra en la humildad radical que Jesús vivió desde el momento de su encarnación, invitándonos a reflexionar sobre la importancia de esta virtud en la vida cristiana.
Al contemplar la humildad y la obediencia del Niño Jesús, podemos aprender a someternos a la voluntad de Dios y a amarlo sinceramente. Esto nos conduce a un crecimiento espiritual más profundo, una mayor cercanía con Dios y una transformación de nuestra relación con él.
Oración
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios Nuestro,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Rezamos un Pésame
Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón
de haberos ofendido.
Pésame por el infierno que merecí
y por el cielo que perdí
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí
a un Dios tan bueno
y tan grande como Vos.
Antes querría haber muerto
que haberos ofendido;
y propongo firmemente no pecar más
y evitar todas las ocasiones
próximas de pecado. Amén.
Sexto Día
Desde el seno de su Madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera sumisión a Dios, la cual continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, lo amaba, se sometía a su voluntad; aceptaba con resignación el estado en que se hallaba, conociendo toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades.
¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante, sin pleno goce de la razón y de la reflexión? ¿Quién pudiera sostener a sabiendas un martirio tan prolongado, tan penoso de todas maneras? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humillante carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre; a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados, y a hacernos sentir toda la criminalidad y el desorden de este orgullo.
¿Deseamos hacer una verdadera oración? Empecemos por formarnos de ella una exacta idea contemplando al Niño en el seno de su Madre. El Divino Niño ora del modo más excelente. No habla, no medita, no se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado, aceptado con la intención de honrar a Dios, es su oración y ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece, y de qué modo quiere ser adorado por nosotros.
Unámonos a la oración del Niño Dios en el seno de María, unámonos a su profundo abatimiento, y sea éste el primer efecto de nuestro sacrificio a Dios, no para ser algo, como lo pretende continuamente nuestra vanidad, sino para no ser nada; para estar eternamente consumidos y anonadados; para renunciar a la estimación de nosotros mismos, a todo cuidado de nuestra grandeza, aunque sea espiritual, a todo movimiento de vanagloria. Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que Dios sea todo para nosotros.
Promesas
La reflexión sobre la sumisión y la oración del Niño Jesús despierta en nosotros una mayor conciencia de la importancia de la humildad, la obediencia y la entrega a la voluntad de Dios. Al rendirnos a Dios y confiar en Él, podemos experimentar una mayor paz interior, una profunda comunión con Dios y una transformación de nuestro ser. A través de la sumisión y la oración, podemos abrirnos a la gracia de Dios y permitir que Él nos guíe en nuestras vidas.
Origen
La Novena al Niño Dios es una devoción popular que se originó en México en el siglo XVIII. Se reza durante nueve días previos a la Navidad, con el objetivo de preparar el corazón para el nacimiento de Jesús. Cada día se dedica a un aspecto específico de la vida de Jesús o María durante el embarazo.
Oración del sexto día de la Novena de los Aguinaldos al Niño Dios
La Novena al Niño Dios es una hermosa tradición de devoción en la que nos sumergimos en la contemplación de la vida de Jesús en el seno de su Madre, María. Cada día de la novena nos invita a reflexionar sobre diferentes aspectos de la vida del Niño Jesús y extraer valiosas enseñanzas para nuestra propia vida espiritual. En particular, el Sexto Día de la Novena al Niño Dios nos lleva a reflexionar sobre la sumisión y la oración que Jesús practicaba desde el seno materno.