Durante este Segundo día del Tríduo a Nuestra Señora del Pilar se nos invita a pedir a la Virgen del Pilar la gracia de fortalecer nuestras convicciones y defender nuestros valores con valentía.
En este día, imploramos a la Madre de Dios que nos conceda la sabiduría necesaria para tomar decisiones acertadas en todos los aspectos de nuestra vida.
Oración
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro,
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Dios Hombre verdadero,
Creador y Redentor mío. Por ser Tu quien eres,
y porque te amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido;
propongo firmemente nunca más pecar;
apartarme de todas las ocasiones de ofenderte,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta,
restituir y satisfacer, si algo debo.
Ofrezco mi vida, obras y trabajos,
en satisfacción de todos mis pecados.
Y como te suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita,
me los perdonarás por los merecimientos de tu preciosa sangre,
pasión y muerte, y me darás gracia para enmendarme,
y para perseverar en tu santo servicio hasta la muerte. Amén
Oración para todos los días
Dios todopoderoso y eterno, que en la gloriosa Madre de tu Hijo
has concedido un amparo celestial a cuantos la invocan
con la secular advocación del Pilar, concédenos,
por su intercesión, fortaleza en la fe,
seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración del Segundo día
Nuestra Señora del Pilar,
concédenos la firmeza en las convicciones,
la sabiduría en las decisiones,
para que llevemos una vida digna como cristianos.
¡Bendita Columna que ilumina, guía,
protege y guarda al pueblo de Dios en el desierto de la vida!
Intercede por nosotros Virgen del Pilar,
ante el Buen Dios para que por tu Hijo Jesucristo
interceda por nosotros, defendiéndonos de todo peligro de noche y de día. Amén.
Se reza un Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Se rezan 3 Ave Marías
Dios te salve, María, llena eres de gracia;
el Señor es contigo; Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Se reza un Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
¡Virgen del Pilar, ruega por nosotros!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Origen
La devoción a Nuestra Señora del Pilar tiene sus orígenes en la aparición de la Virgen María al apóstol Santiago en Zaragoza, España, en el año 40 d.C. Según la tradición, la Virgen le pidió a Santiago que erigiera un templo en su honor sobre una columna o pilar. Esta fue la primera aparición mariana registrada en la historia de la Iglesia Católica.
Promesas
Fortaleciendo nuestras Convicciones: Segundo Día del Tríduo a Nuestra Señora del Pilar
El Segundo Día del Tríduo a Nuestra Señora del Pilar nos invita a reflexionar y a profundizar en nuestra fe cristiana. Este día, dedicado a la Virgen del Pilar, nos proporciona una oportunidad única para fortalecer nuestras convicciones, recibir sabiduría en nuestras decisiones y sentir su protección divina en cada paso de nuestra vida.
En este segundo día del Tríduo, nos dirigimos a la Virgen del Pilar como faro de luz y fuente de fortaleza, implorando su guía para mantenernos firmes en nuestras convicciones y defender nuestros valores con valentía. En un mundo cambiante y lleno de desafíos, la Virgen María nos recuerda la importancia de no dejar que las corrientes del pensamiento o las presiones externas nos alejen de aquello que creemos correcto.
El Tríduo a Nuestra Señora del Pilar se presenta como un camino de transformación personal, una oportunidad para acercarnos a Dios a través de la devoción mariana y fortalecer nuestra fe en los momentos más desafiantes. Al participar en este segundo día, renovamos nuestro compromiso con la fe y abrimos nuestro corazón a la gracia divina, buscando la guía y la intercesión de la Virgen del Pilar.