El Quinto Domingo en honor a San José ayuda a crecer en la fe, la esperanza y la caridad. La devoción a San José puede traer paz y consuelo en momentos difíciles.
La devoción a San José inspira a amar a Dios y al prójimo con mayor fervor. San José se convierte en un protector y guía en los momentos difíciles.
Oración
Oración Inicial
San José, guardián de Jesús y Casto esposo de María:
empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber,
mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret
con el trabajo de tus manos.
Protege bondadosamente a los que se vuelven confiadamente a ti.
Tú conoces sus aspiraciones y sus esperanzas.
Ellos se dirigen a ti porque saben que tú
los comprendes y proteges.
Tú también supiste de pruebas, cansancio y trabajo.
Pero, aún dentro de las preocupaciones materiales de la vida,
tu alma estaba llena de profunda paz y llena de verdadera alegría,
debido al íntimo trato que gozaste con el Hijo de Dios
que te fue confiado a ti y a la vez a María, su tierna Madre. Amén.
5⁰ Dolor y Gozo
La huída a Egipto con Jesús y con María.
San José dice:
Agosto 5/2009 (1:18 pm).
Un Ángel venido de parte de Dios, me previno en un sueño, pues, Herodes buscaba al Niño para quitarle la vida. Herodes, que fue creado por las manos del Altísimo, quería aniquilar al Dador de la vida. Herodes, hombre finito, se enfrentaba con el Dios infinito. Herodes, criatura de perverso corazón, quería interponerse en los planes divinos, planes que cambiarían la historia, planes que llevarían a la humanidad por otros rumbos, planes que darían libertad al hombre subyugado y oprimido, planes que derrumbarían imperios y castillos porque lo construido por las manos del hombre perecerá.
El dolor que sentí en mi corazón, al tomar al Niño Jesús en mis brazos y huir para Egipto en compañía de María, fue angustioso, por qué nos enfrentábamos al peligro de la noche; noche lúgubre, tenebrosa, nos enfrentábamos a un largo camino; camino escarpado, apesadumbrado, fatigoso.
Algunas vicisitudes pasamos durante el viaje, pero la mirada de Dios siempre estuvo puesta sobre nosotros, algunos de sus Ángeles nos acompañaron durante el éxodo. Ángeles que nos servían y nos anunciaban de posibles caídas. Ángeles que a medida que íbamos acercándonos a Egipto custodiaban y protegían al Hijo de Dios. Ángeles que me dieron una fuerza sobrenatural para ser el centinela de Jesús, mi Señor, y de María la Madre de Dios.
El dolor que llevaba en la profundidad de mi ser fue suavizado, menguado porque comprendí que Dios no nos había abandonado, caminaba junto a nosotros. Comprendí que el que Todo lo puede, lo cargaba en mis brazos; comprendí que el desierto no era árido porque los ríos de agua viva fluirían sobre la arena seca; comprendí que a nada hay que temer porque el invencible, el León de Judá estaría con nosotros para defendernos.
Ve a donde el señor te envíe. Anda ligero de equipaje que Él te proveerá y te dará todo, no pasarás penurias, ni escasez, ni calor, ni frío por qué Jesús ha de ser tu báculo, tu sostén. Obedécele y haz por entero su divina voluntad. No tendrás perdida. Él te orientará, te mostrará los caminos que te habrán de llevar al Cielo.
Oración Final
¡Oh! San José, cuya protección es tan grande,
tan poderosa y eficaz ante el Trono de Dios,
en tus manos entrego todos mis intereses y mis deseos.
¡Oh! San José, asísteme con tu poderosa intercesión;
consígueme de tu Divino Hijo, nuestro Señor,
todas las bendiciones particulares que necesito,
a fin de que habiendo conseguido aquí en la tierra
la ayuda de tu poder celestial,
pueda ofrecer mi gratitud y homenaje al padre más amoroso. Amén
Promesas
Se han recibido numerosos favores y gracias por la intercesión de San José durante esta devoción. Algunas Promesas devoción 7 domingos San José comunes están relacionadas con la gracia de la paciencia y la protección espiritual. Aquellos que practican la devoción de los 7 domingos en honor a San José con fe y devoción recibirán la gracia de una mayor paciencia en sus vidas, así como la protección de San José en momentos de dificultad.
Origen
La devoción a los 7 Domingos en honor a San José se remonta al siglo XVI, con la aprobación del Papa Sixto V. Esta práctica se extendió rápidamente por la Iglesia, especialmente en España y América Latina. El Papa Gregorio XVI la enriqueció con indulgencias en el siglo XIX, y el Papa Pío IX la consolidó como una tradición piadosa para implorar la protección de San José en tiempos difíciles.
El quinto domingo en honor a San José: Un encuentro de gratitud y esperanza
Dentro de la tradición católica de los Siete Domingos en honor a San José, el Quinto Domingo se presenta como un momento significativo para celebrar y profundizar en la devoción a este santo patrono. En este día especial, los fieles se reúnen para expresar su gratitud por la poderosa intercesión de San José y renovar su esperanza en su protección paternal.
El Quinto Domingo en honor a San José brinda a los devotos la oportunidad de expresar su profunda gratitud por la intercesión de este santo. San José, como el custodio de la Sagrada Familia y el padre adoptivo de Jesús, tiene un papel único en la historia de la salvación. En este día, reconocemos su poderosa influencia y su cercanía con Dios. Agradecemos por su constante intercesión en nuestras vidas, su protección y guía paternal.
San José es un modelo de fe y obediencia para todos los creyentes. En el quinto Domingo en honor a San José, nos inspiramos en su vida y en su respuesta generosa a la voluntad de Dios. Aceptó su misión con humildad y confianza, confiando plenamente en la providencia divina. Siguiendo su ejemplo, buscamos fortalecer nuestra propia relación con Dios y cultivar una actitud de entrega y confianza en Su plan para nuestras vidas.