Al ofrecerle nuestra vida interior a nuestra amada Virgen Radiante, ponemos bajo su cuidado y protección los más profundos deseos de nuestro ser, para que ella los «arregle» y los disponga de manera que sean del agrado de Dios.
Confiamos en la poderosa intercesión de la Madre de Dios con esta oración Virgen Radiante de Santa Faustina para que nos alcance las gracias necesarias y nos encamine hacia la santidad.
Oración
Oh Virgen radiante, pura como el cristal,
toda sumergida en Dios,
Te ofrezco mi vida interior,
arregla todo de manera
que sea agradable a Tu Hijo (Diario, 844).
Origen
Esta oración se encuentra en la entrada número 844 del Diario de Santa Faustina Kowalska, una obra espiritual que recoge sus experiencias místicas, visiones y revelaciones divinas. Santa Faustina, una monja polaca del siglo XX, es conocida por su devoción a la Divina Misericordia y sus escritos profundamente espirituales. La «Oración Virgen Radiante» refleja su amor y devoción a la Virgen María, pidiendo su ayuda para que su vida interior sea agradable a Jesús.
Promesas
Al pedir a la Virgen que arregle nuestra vida interior para que sea agradable a Jesús, se obtiene la promesa de vivir en armonía con la voluntad divina. La pureza y radiancia de la Virgen María ofrecen una protección espiritual contra las influencias negativas y el mal en nuestras vidas.
Un acercamiento a la oración Virgen Radiante de Santa Faustina
La oración Virgen Radiante, también conocida como oración a la Santísima Virgen María para la Perfección del Alma, es una súplica conmovedora que nos invita a entregar nuestra vida interior a María, Madre de Dios, en busca de la perfección y la unión con su Hijo Jesucristo. Compuesta por Santa Faustina Kowalska, esta oración refleja su profunda devoción mariana y su anhelo de alcanzar la santidad.
La oración comienza con una imagen poderosa «Oh Virgen radiante, pura como el cristal, toda sumergida en Dios». Estas palabras nos presentan a María como un ser celestial, lleno de luz y pureza, completamente inmersa en la presencia divina. Esta imagen nos inspira a buscar la misma pureza y santidad en nuestras propias vidas.
Santa Faustina, con humildad y confianza, ofrece su vida interior a María: «Te ofrezco mi vida interior». Esta ofrenda no se limita a acciones o pensamientos específicos, sino que abarca la totalidad del ser, incluyendo las emociones, los deseos y la voluntad. Al entregarnos por completo a María, reconocemos su capacidad para guiarnos y transformarnos.
El anhelo de la perfección está presente en toda la oración. Santa Faustina anhela que su vida interior sea «arreglada de manera que sea agradable a Tu Hijo». Esta búsqueda de la perfección no es un ejercicio egocéntrico, sino un deseo profundo de alinearnos con la voluntad de Dios y reflejar su amor en nuestras vidas.
La oración concluye con una súplica a María: «arregla todo de manera que sea agradable a Tu Hijo». Esta petición refleja la confianza absoluta de Santa Faustina en la intercesión de María. Ella cree que María, como Madre de Dios, tiene el poder de interceder por nosotros y ayudarnos a alcanzar la perfección que anhelamos.
Este acto de consagración personal a María tiene profundos beneficios espirituales. Al poner nuestra vida interior bajo la protección y el cuidado de la Virgen Radiante, nos abrimos a la purificación y la transformación que solo ella puede obrar en nosotros. La Madre de Dios, con su amor y su intercesión materna, nos ayuda a conformar nuestro corazón y nuestra mente cada vez más a la voluntad divina.
La oración Virgen Radiante es una invitación a entregarnos por completo a María, Madre de Dios, en busca de la perfección y la unión con su Hijo Jesucristo. Al rezarla con fe y devoción, podemos abrir nuestros corazones a la gracia divina y permitir que María nos guíe en el camino hacia la santidad.