Esta maravillosa oración Virgen María Madre mía nos permite entregarnos por completo a la Santísima Virgen, reconociéndola como nuestra Madre y Señora nuestra, confiando en su protección y guía.
A través de ella, invocamos el poder de María para defendernos de todo enemigo, tanto visible como invisible, especialmente de aquellos que ocultan su maldad bajo apariencias de virtud. Rezar esta oración con regularidad fortalece nuestra fe en Dios y en la intercesión de la Santísima Virgen María.
Oración
Oh María, Madre y Señora mía.
Te ofrezco mi alma ymi cuerpo, mi vida y mi muerte
y todo lo que vendrá después de ella.
Pongo todo en tus manos, oh mi Madre.
Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme
la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.
Con tu poder defiéndeme de todo enemigo,
especialmente de aquellos que esconden su malicia
bajo una máscara de virtud.
Oh Espléndida Azucena, Tú eres mi espejo, oh mi Madre (Diario, 79).
Origen
Esta oración fue revelada por la Virgen María a Santa Faustina Kowalska, una mística polaca del siglo XX. Santa Faustina tuvo numerosas visiones y experiencias místicas con Jesús y la Virgen María, a quienes encomendó su alma y su vida. Esta oración se encuentra en su Diario, una colección de escritos que relatan sus experiencias espirituales y visiones.
Promesas
La devoción a nuestr amada Virgen María y la búsqueda de la pureza de corazón y vida son recompensadas con gracias abundantes por parte de Dios. La intercesión de María, como Madre de Jesús y Madre nuestra, nos acerca a la gracia divina y nos ayuda a alcanzar la salvación
Un abrazo maternal a través de la oración Virgen María Madre mía de Santa Faustina
La oración Virgen María, Madre Mía de Santa Faustina Kowalska es un hermoso y profundo ejemplo de la devoción mariana en la tradición católica. En su Diario, Santa Faustina expresa una entrega total y una confianza plena en la intercesión de la Virgen María, reflejando un amor y una fe inmensa. Esta oración, contenida en el numeral 79 de su Diario, es un testimonio conmovedor de su relación con la Madre de Dios.
En esta plegaria, la devota se consagra por completa a la Virgen, ofreciéndole su alma, cuerpo, vida y muerte. Le pide a María que la cubra con su manto virginal y le conceda la gracia de la pureza. Además, implora a la Madre celestial que la defensa de todo enemigo, especialmente de aquellos que ocultan su malicia bajo una máscara de virtud.
La Virgen María prometió a Santa Faustina que quien recitara esta oración con devoción sería protegida bajo su manto maternal y recibiría gracias especiales. Además, se comprometió a defender a quienes la invocaron, especialmente en el momento de la muerte.
Esta oración se ha convertido en un pilar de la espiritualidad mariana, ayudando a los fieles a profundizar su consagración a la Madre de Dios ya experimentar su poderosa intercesión. Rezarla con fe y devoción es un medio privilegiado para obtener la protección de la Virgen y crecer en la pureza de corazón.
Que esta plegaria inspire a todos los creyentes a entregarse confiadamente a la Madre de Dios, sabiendo que ella siempre velará por nosotros como una amorosa Madre.
La oración «Virgen María, Madre Mía» de Santa Faustina es una manifestación rica de devoción mariana, caracterizada por una entrega total, un deseo de pureza, y una búsqueda de protección contra el mal. Santa Faustina nos ofrece un modelo de cómo dirigirnos a María con confianza y amor, buscando su intercesión y protección en todos los aspectos de nuestra vida. Este acto de devoción no solo enriquece nuestra fe, sino que también nos inspira a vivir con una mayor pureza y santidad, siguiendo el ejemplo de la Virgen María.