La oración Dulce Madre de Dios es una hermosa plegaria que Santa Faustina Kowalska, quien es una conocida mística y promotora de la Divina Misericordia, recibió en una visión.
Esta hermosa oración nos invita a tomar a la Virgen María como modelo y guía para nuestra vida, permitiéndonos reflejar en nosotros mismos la belleza y santidad de la Madre de Dios.
Oración
Oh dulce Madre de Dios,
Sobre Ti modelo mi vida,
Tú eres para mí una aurora radiante,
Admirada me sumerjo toda en Ti.
Oh Madre, Virgen Inmaculada,
En Ti se refleja para mí el rayo de Dios.
Tú me enseñas cómo amar a Dios entre tormentas,
Tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo. Amén (Diario, 1232).
Origen
La oración Dulce Madre de Dios tiene su origen en una visión que Santa Faustina tuvo de la Virgen María. Según el Diario de Santa Faustina, la Madre de Dios le reveló esta oración y le prometió que quienes la recen con devoción obtendrán grandes gracias.
Promesas
- Ser fortalecidos y guiados por la Virgen durante las tormentas y dificultades de la vida.
- Recibir la protección y defensa de María contra los ataques del demonio.
- Ser conducidos por la Madre de Dios hacia un amor cada vez más profundo a Dios.
- Experimentar una estrecha unión y conformidad con la voluntad divina.
Oración Dulce Madre de Dios: Un Tesoro Espiritual de Santa Faustina Kowalska»
La vida y las enseñanzas de Santa Faustina Kowalska han sido una fuente de inspiración para millones de fieles en todo el mundo. Entre los numerosos legados que nos dejaron esta gran mística y apóstol de la Divina Misericordia, se encuentra la hermosa oración Dulce Madre de Dios, que revela la profundidad de su devoción a la Santísima Virgen María.
La oración comienza con una profunda expresión de admiración y entrega a la Madre de Dios: «Oh dulce Madre de Dios, Sobre Ti modelo mi vida, Tú eres para mí una aurora radiante, Admirada me sumerjo toda en Ti». Estas palabras reflejan el deseo de Santa Faustina de tomar a María como el modelo perfecto de vida cristiana, dejándose guiar por su gracia y belleza espiritual.
Pero la oración va más allá, expresando la íntima relación que la santa polaca tenía con la Virgen Inmaculada: «Oh Madre, Virgen Inmaculada, En Ti se refleja para mí el rayo de Dios». María es vista como el medio a través del cual la luz y la gloria de Dios se manifiestan de una manera especial, convirtiéndose en el espejo que refleja la presencia divina. Al encomendarnos a María, madre de Jesús, expresamos nuestra confianza en el amor y la misericordia de Dios.
Uno de los aspectos más conmovedores de esta oración es la confianza que Santa Faustina deposita en la intercesión de María, especialmente en los momentos de prueba: «Tú me enseñas cómo amar a Dios entre tormentas, Tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo». «. La Virgen es invocada como guía y protectora, que nos enseña a perseverar en el amor a Dios incluso cuando las dificultades y las tentaciones amenazan nuestro camino espiritual.
La Oración Dulce Madre de Dios es un tesoro espiritual que nos permite entrar en comunión con el corazón de Santa Faustina y experimentar la ternura materna de la Santísima Virgen. Al rezarla con fe y devoción, nos abrimos a recibir las gracias que María desea otorgarnos, para que podamos crecer en santidad y reflejar en nuestras vidas la belleza de su ejemplo.
Que esta hermosa plegaria sea para nosotros un instrumento de gracia, fortaleza y protección en nuestro peregrinar hacia la morada celestial, bajo la guía amorosa de la Madre de Dios.