A través de la oración de San Juan Crisóstomo imploramos a Dios que perdone los pecados cometidos por pensamientos, palabras u obras, y que limpie y purifique nuestra alma.
Esto permite al creyente recobrar la gracia divina y la comunión con Dios. También solicitamos a Dios que nos conceda virtudes fundamentales como la humildad, caridad hacia el prójimo y obediencia a la voluntad divina. Esto se transforma gradualmente a nosotoros, volviéndonos más parecido a Jesús..
Oración
Señor Jesús ten piedad de mi, que soy un pecador
Oh Señor, no me prives de Tu Bendición Celestial.
Oh Señor, líbrame del tormento eterno.
Oh Señor, si yo pequé por pensamientos, palabras o acciones, perdóname.
Oh Señor, líbrame de toda ignorancia, de la mezquindad del alma y de la dureza del corazón.
Oh Señor, líbrame de toda tentación.
Oh Señor, ilumina mi corazón oscurecido por los deseos del maligno.
Oh Señor, siendo yo un ser humano, soy pecador. Siendo el Señor Dios,
perdóname en Tu Amor, pues Vos sabéis que mi alma es débil.
Oh Señor, envía tu Gracia en mi auxilio, para que yo pueda glorificar Tu Santo Nombre.
Oh Señor Jesucristo, inscribe a Tu siervo en el Libro de la Vida y concédeme un fin bendecido.
Oh Señor mi Dios, aunque no haya hecho el bien para Ti, sin embargo concédeme,
de acuerdo con Tu Gracia, que pueda comenzar a hacerlo.
Oh Señor, rocía mi corazón con Tu Gracia.
Oh Señor del Cielo y de la tierra, acuérdate de mi, Tu siervo pecador,
impuro y frío de corazón, en Tu Reino.
Oh Señor, acepta mi arrepentimiento.
Oh Señor, no me abandones.
Oh Señor, sálvame de la tentación.
Oh Señor, concédeme pensamientos puros.
Oh Señor, concédeme las lágrimas del arrepentimiento, el recuerdo de la muerte
y el sentido de la paz.
Oh Señor, concédeme la humildad, la caridad y la obediencia.
Oh Señor, concédeme la confesión de los pecados.
Oh Señor, concédeme la tolerancia, la magnanimidad y la dulzura.
Oh Señor, sitúa en mí la fuente de todas las bendiciones: el temor de Ti en mi corazón.
Oh Señor, concede que pueda amarte con todo mi corazón
y toda mi alma, y que pueda obedecer siempre tu voluntad.
Oh Señor, defiéndeme de las personas y también de los demonios,
de las pasiones de todos los errores.
Oh Señor, que Creó al todo y que sobre el todo ejerces Tu Voluntad,
haz que Tu Voluntad también me tome, yo pecador, por Tu Eterna Bendición. Amén
Promesas
La Oración de San Juan Crisóstomo ofrece promesas de perdón, liberación del mal, protección, fortaleza espiritual y la gracia necesaria para alcanzar la salvación eterna. Al rezarla con fe y un corazón sincero, se espera recibir la misericordia de Dios y la ayuda necesaria para vivir una vida conforme a su voluntad.
Origen
La oración se atribuye a San Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla en el siglo IV. Sin embargo, algunos estudiosos sugieren que su origen podría ser más tardío, posiblemente de la época medieval. La oración se ha transmitido a través de los siglos y ha ganado popularidad por su profunda expresión de fe, arrepentimiento y súplica por la gracia divina.
Esta maravillosa oración de San Juan Crisóstomo ha nutrido y fortalecido la fe de innumerables fieles a lo largo de los siglos. Compuesta por uno de los más destacados Padres de la Iglesia, esta plegaria ha ejercido una profunda influencia en la vida devocional y la teología de la Iglesia Ortodoxa.
San Juan Crisóstomo, obispo de Constantinopla en el siglo IV dC, es reconocido como uno de los más elocuentes y respetados predicadores de la antigüedad cristiana. Su oración refleja con claridad la esencia de su enseñanza: la absoluta necesidad de la gracia divina para la salvación, el papel primordial del arrepentimiento, y la importancia de cultivar virtudes fundamentales como la humildad y la caridad.
La Oración del Arrepentimiento, como también se le conoce, comienza con una súplica por la misericordia de Dios hacia el pecador, reconociendo la propia debilidad y la incapacidad de alcanzar la santidad por sí mismo. A lo largo de sus párrafos, se entreteje una letanía de peticiones por el perdón de los pecados, la iluminación, la protección y la transformación espiritual.
Uno de los rasgos más destacados de esta oración es la profundidad teológica que encierra. Lejos de ser una simple enumeración de deseos, la Oración de San Juan Crisóstomo expresa una teología del arrepentimiento, la gracia y la colaboración entre la acción divina y humana en la obra de la salvación.