La oración 100 Requiem se ofrece por el sufragio de las almas del Purgatorio. Al rezarla, pedimos a Dios que les conceda la purificación necesaria para alcanzar la gloria celestial.
La oración 100 Requiem puede obtener gracias especiales de Dios, especialmente si se reza con fervor y devoción. Esta Oración 100 Réquiem es una forma de expresar nuestro amor y apoyo a nuestros seres queridos que han fallecido.
Oración
Se usa un rosario tradicional de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para rezar la centena de Réquiem.
Rezamos un Padre nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Rezamos una decena de Réquiem así:
Dales, Señor, el eterno descanso y haz brillar sobre ellas tu eterna luz.
En cada cuenta grande se dice la jaculatoria y ofrenda siguientes:
Jaculatoria
Almas santas, almas purgantes,
rueguen a Dios por nosotros,
que nosotros rogaremos
por ustedes para que
Él les de la gloria del paraíso.
Ofrenda
Padre eterno, te ofrecemos la sangre,
pasión y muerte de Jesucristo,
los dolores de la Santísima Virgen
y los de San José, por la remisión de nuestros pecados,
la libertad de las almas del Purgatorio
y la conversión de los pecadores.
Después, se rezan las demás decenas de Réquiem sobre las cuentas pequeñas, repitiendo la jaculatoria y la ofrenda sobre cada cuenta grande.
Al terminar la centena de Réquiem, se reza la siguiente oración:
DE PROFUNDIS
Salmo 129 de David
Desde el profundo abismo de mis penas a Ti clamo, Señor, de noche y día;
oye, mi Dios, los incesantes ruegos
de un corazón contrito que se humilla.
Estén gratos y atentos tus oídos
a mi voz lamentable y dolorida:
a Ti mis ayes y gemidos lleguen
pues a escucharlos tu piedad se inclina.
¿Si siempre airado tus divinos ojos
sobre las culpas de los hombres fijas,
quién estará confiado en tu presencia,
confundiéndonos sólo ante tu vista?
Más la eterna palabra de tu seno
que aplaque espero tus terribles iras;
porque son inefables tus promesas
y con tus gracias pecador invitas.
Así aunque mi alma acongojada gime
contemplando el rigor de tu justicia,
por tu palabra la indulgencia espera,
de que la hacen culpas tan indigna.
¡Oh pueblo electo! De mañana y noche, en todos tus peligros y fatigas,
acógete al Señor con la confianza
que en su ley soberana nos intima.
Porque es inagotable su clemencia;
se muestra con los flacos compasiva;
de todas sus miserias los redime,
y siempre que le claman los auxilia.
Este Dios abrevie el tiempo
en que logre Israel su eterna dicha
cuando de tus pecados la liberte,
que con tanto rigor la tiranizan.
Oración final
Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:
¡Almas benditas!
nosotros hemos rogado por vosotros
que sois tan amadas de Dios
y estáis seguras de no poderlo más perder:
rogadle por nosotros miserables
que estamos en peligro de condenarnos para siempre.
¡Dulce Jesús, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio!
Promesas
El Papa Clemente XII, el 14 de agosto de 1736 concedió 100 días de indulgencia a quienes recen arrodillados y devotamente el De Profundis seguido del Réquiem aeternam y concede Indulgencia Plenaria, a los que la rezaren por un año. El día es a elección de cada cual, confesados y comulgando.
Origen
La devoción de la Oración 100 Réquiem para auxiliar a las Benditas Almas del Purgatorio ha sido practicada por los carmelitas desde hace varios siglos. Santa Gema Galgani (1878- 1903) rezaba cada día cien “réquiem” por las almas del purgatorio. Su ángel la estimulaba en este deseo de liberar a estas almas. Un día le dijo: “Cuánto tiempo hace que no has rogado por las almas del purgatorio? Desde la mañana no había rogado por ellas. Me dijo que le gustaría que, cualquier cosa que sufriera, la ofreciera por las almas del purgatorio. Todo pequeño sufrimiento las alivia, sí, hija, todo sacrificio por pequeño que sea, las alivia” (Diario, 6-8-1900).
Oración 100 Requiem: Un canto de amor que libera las almas del Purgatorio
Esta poderosa invocación, llena de significado y devoción, se ha transmitido a través de generaciones como un ruego especial por el descanso eterno de los difuntos.
La Oración Cien Réquiem tiene sus raíces en las antiguas tradiciones de la Iglesia Católica. Aunque su origen preciso se pierde en la bruma del tiempo, se ha transmitido de generación en generación, llegando hasta nuestros días como un legado sagrado. Su estructura y contenido se basan en la misa de Réquiem, una liturgia que se ofrece por el descanso de las almas de los difuntos.
La recitación de la Oración Cien Réquiem ofrece numerosos beneficios espirituales tanto para los vivos como para los difuntos. Esta oración poderosa invoca la misericordia divina y el consuelo para las almas en el purgatorio. Además, fortalece nuestra propia fe y nos conecta con el misterio de la vida después de la muerte, recordándonos la importancia de rezar por aquellos que ya no están con nosotros.
La Oración 100 Réquiem es un poderoso ruego por el descanso eterno de los difuntos y una expresión de nuestra fe y amor hacia ellos. A través de su recitación, nos conectamos con la misericordia divina y nos unimos a una tradición espiritual que se remonta a siglos atrás. Que esta réquiem oración católica nos inspire a rezar por aquellos que han fallecido y a recordar la importancia de la vida eterna. En la Oración 100 Réquiem encontramos consuelo, esperanza y una profunda conexión con el misterio de la vida y la muerte.