Saber que tenemos un protector celestial nos da paz y tranquilidad. Realicemos el Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda para crecer en su fe y en su virtud.
El Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda nos ayuda a discernir la voluntad de Dios para nuestras vidas y a perseverar en el camino del bien.
Oración
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro,
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Himno de Laudes
Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día,
Aunque espíritu invisible,
sé que estás a mi lado,
que escuchas mis oraciones,
y cuentas todos mis pasos.
En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho,
tus alas de nácar y oro.
Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje cada día,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible,
presencia del cielo y guía,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.
En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo. Amén.
Promesas
El Santo Ángel de la Guarda nos protege de noche y de día, en todo momento y lugar. Nos ilumina el camino y nos ayuda a tomar decisiones correctas.
Origen
El Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda se originó en la Iglesia primitiva. Los primeros cristianos ya invocaban a sus ángeles custodios y les dedicaban oraciones y cantos. Se atribuye a San Ambrosio de Milán (siglo IV). Se ha traducido a muchos idiomas y se canta en todo el mundo.
Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda: Un canto a nuestro protector celestial
El Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda es una hermosa composición que expresa la profunda devoción de la Iglesia hacia estos seres celestiales, nuestros compañeros de vida y custodios.
El himno comienza con una invocación al ángel de la guarda, reconociendo su constante presencia y protección. Se le describe como «compañero de mi vida», «luz que me guía» y «defensor contra el enemigo».
También es una súplica al Santo Ángel de la Guarda para que nos guíe en el camino del bien, nos ayude a ser fieles a Dios y nos proteja de las tentaciones y del mal. El Himno Al Ángel de La Guarda se remonta a la Iglesia primitiva, cuando los primeros cristianos ya invocaban a sus ángeles custodios. Se atribuye a San Ambrosio de Milán (siglo IV) y ha sido traducido a numerosos idiomas, siendo cantado por católicos de todo el mundo.