En la Corona de Adviento – Segundo domingo de Adviento, se continúa iluminando nuestro camino hacia la Navidad. Esta hermosa tradición, compuesta por un círculo de ramas verdes y velas encendidas, nos brinda una serie de beneficios significativos.
Al encender la segunda vela de la Corona de Adviento, experimentamos una renovación de la esperanza. La luz de la vela nos recuerda que, a pesar de los desafíos y las dificultades, siempre hay esperanza en nuestras vidas. Nos invita a confiar en que Dios cumplirá sus promesas y nos dará fuerza en medio de las adversidades.
Oración
Se enciende la primera vela.
Hermanos, demos gracias al Señor porque nos ha concedido la vida
para encontrarnos juntos de nuevo y prepararnos con alegría a recibirle de nuevo.
Dios nos habla en esta semana de Adviento
y nos comunica su amor pidiéndonos
que vivamos en la vida que su Hijo Jesús.
Se enciende la segunda vela.
Oremos
Mira Señor, a tu pueblo que espera con fe la fiesta del Nacimiento de tu Hijo
y concédele celebrar el gran misterio de nuestra salvación
con un corazón nuevo y una inmensa alegría
por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los tesalonicenses 2, 19 – 20
“En efecto ¿quién es nuestra esperanza, nuestra alegría y la corona de que nos sintamos orgullosos ante Jesús Nuestro Señor cuando vuelva hoy? ¿quién sino ustedes que son nuestra gloria y nuestra alegría?
Hermanos, recordemos nuestro compromiso de la semana pasada: ayuda al prójimo a través de la donación y reflexionar sobre nuestras relaciones personales y familiares y pedir la gracia para mejorarlas. Reflexionemos un poco sobre lo que pudimos cumplir, demos gracias a Dios de lo que logramos o bien pidamos en silencio perdón por nuestra inconstancia o pecado de omisión
Propongámonos otro compromiso para la semana que inicia puede ser algún compromiso que salga de tu corazón inspirado a través de la oración o tomar algunas de las sugerencias siguientes.
Actividades sugeridas para la semana
Pensar en los regalos y las tarjetas que se van a ofrecer para Navidad y en ellos ten presente alguien que vive solo.
Sugerencia para tu vida espiritual
Busca un momento con Dios, ábrele tu corazón pídele por todo el mundo y si es posible, haz una sincera confesión.
Oración
Que nuestras responsabilidades terrenas no nos impidan, Señor,
prepararnos para la venida de tu Hijo
y que la sabiduría que nos viene del cielo
nos disponga a recibirlo y a participar de su propia vida
por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
¡Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos!
Promesas
La segunda vela encendida representa la luz de Cristo que ilumina el camino y nos da la fuerza para seguir adelante en nuestra fe. En este segundo domingo, la esperanza se intensifica con la proximidad de la Navidad. Se renueva la confianza en la venida de Cristo como Salvador y Redentor. La corona nos invita a una preparación interior profunda, a través del arrepentimiento y la conversión, para recibir al Niño Jesús con un corazón puro.
Origen
La tradición de la Corona de Adviento se remonta a los antiguos pueblos germánicos, quienes encendían velas durante el invierno para celebrar el solsticio y el regreso del sol. Los primeros cristianos adaptaron esta tradición para simbolizar la luz de Cristo que vence las tinieblas del pecado y trae esperanza al mundo. Con el tiempo, la tradición se extendió a otras comunidades cristianas y hoy en día es una práctica común en muchos hogares durante el tiempo de Adviento.
Enciende la Esperanza: Segundo domingo de Adviento
El segundo domingo de Adviento nos invita a encender la segunda vela de la corona, símbolo de la esperanza. La luz se intensifica, iluminando el camino hacia la Navidad y recordándonos la inminente llegada del Salvador.
La Corona de Adviento se convierte en un faro de esperanza. Su luz nos recuerda que la Navidad no es solo una celebración comercial, sino un acontecimiento de profunda significación espiritual: la venida del Mesías, la Luz del Mundo.
Más que una tradición, una transformación interior:
El Adviento no se limita a encender velas y decorar el hogar. Es un tiempo de transformación interior, de preparación del corazón para recibir al Niño Jesús.
Enciende la segunda vela de la Corona de Adviento con fe y alegría, y que su luz ilumine tu camino hacia la Navidad.