“No basta ser santo ante los hombres, sino que hay que serlo delante de Dios. ¡Recen por mí!”. Palabras impactantes del Monseñor Marengo, Obispo de Carrara, a una religiosa de María Auxiliadora durante su aparición, 7 años después de su fallecimiento, pues aún se encontraba en el purgatorio.
Este historia y muchas historias de almas en el purgatorio, las encontramos en el Libro de Giuseppe Pasquali “Venidos del más allá – ¿Hay una vida después de la Muerte?”.
Este sencilla historia, nos demuestra que, por más que hayamos vivido en aparente gracia de Dios, si realmente no nos encontramos purificados, nuestra alma estará en el purgatorio hasta que se cumpla el tiempo establecido en cada juicio particular, o alguien rece por ella y reduzca este tiempo.
Creemos, equivocadamente, que cuando algún familiar o persona cercana a nuestro entorno fallece, sólo basta con hacerle una misa de cuerpo presente para que esta sea recibida por Dios. Debemos tomar en cuenta que, por más cercanos que hayamos sido de esta persona, no sabemos cuáles hayan sido sus pecados, ni la magnitud de los mismos.
Te enseñamos una manera de ayudar a la almas en los cementerios:
¿Qué es el purgatorio?
Dicho en palabras sencillas, el purgatorio es el paso intermedio para llegar al Cielo, es el estado en el que las almas de los fallecidos se purifican para llegar al encuentro con Dios.
Y aun de una forma más clara, si bien ir a la Casa del Señor no es obligatorio, podemos decidir no ir… aunque si queremos ir y estar en su ella toda la Eternidad, debemos llegar limpios, no ensuciados. Por ello si mientras vivimos en la tierra no aprovechamos para prepararnos para la siguiente vida, el Señor aun nos da otra oportunidad de ir limpios a su Casa, y esta es el Purgatorio, eso sí, previo arrepentimiento de corazón y real, y seguro que a El no le conseguiremos mentir.
Es por esta segunda oportunidad, por la qué en el Purgatorio, como atestiguan diversos místicos que veremos en él artículo, podemos encontrar almas que jamás bajo la justicia del ojo humano pensaríamos que pudieran estar allí, camino del Cielo. Pero así es Dios, y su gran Misericordia, que ante una real muestra de amor y arrepentimiento corre en nuestra ayuda. Igual que haría cualquier Padre que Ama a sus hijos, y que cuando ve que su hijo quiere de verdad cambiar corre en su ayuda y le perdona.
Son muy pocas, por no decir contadas, las almas que van directamente al cielo, pues todos tenemos algún pecado, por más pequeño que sea, del cual limpiarnos. Y como te decíamos al banquete del Señor no se puede ir sucio o desarreglado.
Tal como lo confirma Monseñor Marengo, en la historia que mencionamos al inicio de este artículo, él fue una persona muy buena ante los ojos de todos quienes le conocían, pero no delante de Dios, por lo que tenía que purificarse antes de ir a su encuentro.
Nada impuro entrará en el Cielo
Para el alma manchada, pero sin culpas graves (pecados mortales), esta luz es ya un juicio; pues un estado de culpa no va bien con la infinita santidad y perfección de Dios. La unión con Dios “su eterna bienaventuranza”, es, por tanto, imposible. El alma no sería capaz de soportar su Grandeza.
Ciertamente la mayor parte de las personas jamás entrarían al Cielo si no fuese por aquel lugar de purificación en el más allá. Dios dice a través de su Iglesia: “Quienes mueren en gracia y amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su salvación eterna, sufren una purificación después de su muerte a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios” (Catecismo Iglesia Católica 1054).
En cuanto al tiempo que demorarán las almas limpiándose en el purgatorio, no se tiene certeza, pues este varía de acuerdo a los pecados que uno tenga y a juicio del Señor. Hay almas que por tener pecados leves, estarán sólo días o semanas en el purgatorio, sin embargo, si han tenido pecados fuertes como el asesinato, el robo, la lujuria u otros, pueden tardar años en dejar el Purgatorio.
Durante este proceso de purificación, las almas sufrirán dolores similares a los pecados que cometieron en vida, este castigo/limpieza a diferencia del infierno, no es para siempre, es finito. Si los pecados cometidos fueron leves el sufrimiento será leve, pues los pecados serán más fáciles de limpiar.
Testimonio de una de las almas del Purgatorio extraído del libro Mis conversaciones con las Almas del Purgatorio de Eugenia Von der Leyen: “12 de Mayo. Me he encontrado todos estos días a Nicolás en el pasillo, siempre muy contento.”
Y ahí juegan un papel fundamental las oraciones, misas Gregorianas, visitas a cementerios, etc. que los familiares, amigos o desconocidos hagan por estas almas. Estas oraciones les ayudarán a reducir el tiempo de purificación.
Una vez que las almas están purificadas y salen del purgatorio, estas no se olvidan nunca de quienes, en la Tierra, han pedido por ellas, e interceden delante de Dios para que también gocen de su presencia.
La misericordia de Dios es infinita, por eso cuando las personas se arrepienten de corazón antes de morir, Él les da la oportunidad de ir al purgatorio a limpiarse de sus pecados, y así librarlos de la otra casa… la del sufrimiento eterno del infierno. Ya que una vez que vamos ahí, no hay retorno. Para conocer como es el infierno, te invitamos a leer este increíble relato de Santa Faustina Kowalska, quien tuvo una visión del infierno guiada por Jesús, y cuenta los horrores y sufrimiento que se padecen en él, para siempre.
Para estar seguros que las almas de nuestros seres queridos, disfrutarán plenamente, de la presencia de nuestro Padre Dios, podemos ayudarlos a salir del purgatorio de diferentes maneras. Las más conocidas son la oración y las misas en su nombre, pero no son las únicas. Podemos ir al cementerio a echar agua bendita sobre las tumbas, ofrecer penitencias, ofrecer misas gregorianas, entre otros. Aquí en Católico Activo, te explicaremos y recomendaremos que pasos seguir.
Orar por las almas del purgatorio
El purgatorio no es un lugar feliz, sobre todo porque se está a la espera del encuentro con Dios, pero esto no sucede. Incluso, al purgatorio, se le ha comparado con el sufrimiento en el infierno. Por eso, debemos orar por todos nuestros seres queridos, y si estos ya no se encuentran ahí, nuestros rezos podrán ayudar a otras almas necesitadas.
Santa Gertrudis La Grande, como se le conoce, nos enseña una increíble oración para liberar a 1000 almas del purgatorio, a través de la Oración al Sagrado Corazón de Jesús, que al ser celebrada por quien tenga el alma más limpia, su efecto será mucho mayor.
“Padre Eterno, yo Te ofrezco la preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo Jesús, en unión a todas las Misas celebradas hoy en el mundo entero, por todas las benditas almas en el Purgatorio, por todos los pecadores en la Tierra, por los pecadores en la Iglesia universal, y por aquellos en la propia casa y dentro de mi familia, Amén.”
Clicka aquí si quieres saber más sobre esta oración
Ofrecer misas por las almas
Esta es otra de las maneras más conocidas y sencillas de ayudar a nuestros difuntos. Si bien ofrecemos misas cuando nuestro ser querido fallece, y otra al mes y/o al año del fallecimiento, estas no son suficientes, aunque si tienen un infinito valor para sus almas.
Existen diferentes tipos de misas, están las misas ordinarias, novenario o gregorianas, estas últimas son muy conocidas, y te las explicamos a continuación.
Misas gregorianas
Estas misas llevan este nombre por San Gregorio Magno, Pontífice del 590 al 604 d. C., quien realizó misas en nombre de Justus, monje que falleció en el convento de San Andrés en Roma, para que su alma vaya al encuentro de Dios. Luego de la misa número 30, este monje se le aparece a uno de sus compañeros monjes, anunciando que había sido liberado de las llamas del purgatorio.
Hay que tomar en cuenta que, estas misas, deben realizarse en los primeros 30 días del fallecimiento de nuestro ser querido, y sin interrupciones, excepto Viernes Santo. Como lo comentamos antes, no basta con sólo hacer una misa de cuerpo presente del difunto.
Otra característica de estas misas gregorianas, es que cumplen con el mismo protocolo de una eucaristía normal, orando por la misericordia de quien falleció. Asimismo, estas misas, pueden ser celebradas por diferentes sacerdotes y en diferentes altares, con la única condición que se pida por el alma del mismo difunto.
Ofrecer penitencias o mortificaciones
Esta es una noble manera de ayudar a nuestros seres queridos, porque está a nuestro alcance y nos afecta directamente. Consiste en ofrecer nuestro dolor, nuestras enfermedades y todo lo que nos mortifica, también podemos ofrecer sufrimiento voluntario, a través del ayuno, de las privaciones de algo que queríamos obtener, etc.
Al sentirlo y proyectarlo en nosotros mismos, podremos entender, aunque sea un poco, por lo que pasan las almas en el purgatorio.
Ofrecer indulgencias plenarias
Una indulgencia es el perdón temporal o completo de los pecados, siempre que se cumpla con ciertas condiciones y es concedida por la Iglesia. Estas, se pueden ofrecer en cualquier momento del año, pero es en noviembre, cuando la Iglesia nos ofrece más oportunidades de ayudar a liberar a todas las almas que se encuentran aún en el purgatorio.
Para ofrecer indulgencias plenarias por nuestros familiares debemos cumplir con estas condiciones: estar bautizados, tener la firme intención de ganar la indulgencia, habernos confesado y estar en gracia de Dios para poder comulgar. Orar por las intenciones del Papa con un Padrenuestro, un Credo, un Ave María y un Gloria, además de hacer una obra de caridad o penitencia.
Con esto, podemos ganar una indulgencia plenaria para una sola alma por día, cumpliendo con todas las condiciones en el mismo día. En caso que sea un moribundo, esta indulgencia evita su paso por el purgatorio.
Si bien, la Indulgencia Plenaria es muy rara:
Eugenia von der Leyen, una mística, nos cuenta sobre su experiencia con estas almas atormentadas, en su libro-diario “Mis conversaciones con las almas del purgatorio”.
En el siguiente extracto, podremos entender porque es tan importante ofrecer indulgencias plenarias por nuestros seres queridos:
“Entre otras, una de las preguntas que la Monja le hizo a la difunta, fue: ¿Te ayuda la Indulgencia Plenaria? Respuesta: “Pocas, poquísimas personas son capaces de ganarlas; es necesaria una verdadera contrición del corazón y de la voluntad, lo cual es raro, muy raro, más raro de lo que se piensa; en el Purgatorio recibimos las indulgencias que se nos ofrecen según el querer de Dios. Si un alma está al extremo del deseo, esto es, cerca del cielo, ella puede ser liberada con alguna Indulgencia Plenaria que sea ofrecida, totalmente o en parte, a su favor. Pero para la mayoría de las almas esto no sucede. Si durante su vida las almas tuvieron poca estima o pensaron poco en las Indulgencias, Dios, Justo y Eterno, las recompensa según sus obras. Ellas reciben solamente lo que Él tenga a bien darles, más casi nunca es una Indulgencia total”.
Visitar el cementerio
Mucha gente, por pena o vergüenza, no va al cementerio, pero es aquí donde también podemos ayudar a nuestros muertos y a todas las almas a liberarse del purgatorio. Una práctica que muchos no conocen, es la aspersión de agua bendita sobre la tumba de los muertos, así como orar por ellos.
Nunca estará de más, orar ni bendecir las tumbas con agua bendita, puesto que si el alma por quien orábamos, ya alcanzó la gracia y perdón de Dios, otros aún lo siguen necesitando. Debemos tener en cuenta que ninguna oración se “desperdicia”, al contrario, siempre será de ayuda, sobre todo para las almas que no tienen quienes oren por ellas. En la historia de “El peregrino alemán olvidado” que encontramos en el libro Venidos del Más Allá de Giuseppe Pasquali, nos cuenta como esta alma no logra salir del purgatorio porque nadie reza por él y como luego pudo encontrar la libertad cuando alguien, que no lo conocía, oró e hizo penitencia pidiendo por su alma.
Algo que muchos no sabemos, es que rezar por las almas del purgatorio es ayudarnos también a nosotros mismos, pues ellas cuentan con una gratitud ilimitada antes sus benefactores, es decir, a todos quienes rezaron por su libertad, incluso sin conocerlas. Como lo resume Santa Catalina de Bologna: “He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)”.
Estas almas cuando llegan al Cielo están Postradas frente al Trono de Dios, orando por todos quienes les ayudaron, y no se cansarán de hacerlo hasta verlos junto con ellos, gozando de la presencia de nuestro Padre Dios. Incluso rezan para proteger a sus amigos de los peligros y del acecho del demonio.
Por eso, cuando visites un cementerio, no sólo ores por quienes conocías, también hazlo pensando en todas esas almas que aún buscan ayuda. Aquí te dejamos algunas oraciones para el alma de nuestros padres, parientes, amigos y desconocidos. Luego de esto, experimentarás una gran satisfacción por estar ayudando con la tranquilidad y descanso eterno de todas estas almas.
El diario de Eugenia Von Der Leyen
Eugenia von der Leyen und Hohengeroldseck, fue conocida como la Princesa Eugenia, quien vivió hasta 1929. Además de pertenecer a la aristocracia de la dinastía Von der Leyen, fue mística alemana, quien afirmó haber tenido contacto con las almas del Purgatorio entre 1921 y 1929, lo que la llevó a escribir un diario llamado “Mis conversaciones con las almas del purgatorio”.
Este diario sale a la luz, pero sin fines comerciales, sólo con el propósito de hacernos conocer cómo es el purgatorio, incluso el Padre Sebastian Wieser, su director espiritual, deja constancia por escrito de la veracidad de su contenido: “Conocí a la vidente los últimos 12 años de su vida y estuve al tanto día a día de sus experiencias y encuentros con las apariciones…”
Aquí te dejamos algunos fragmentos de su diario con sus impactantes relatos:
Babette
4 de Mayo. Ella vino dos veces durante la noche; se inclinó sobre mí, cosa que me desagrada demasiado. También vi a Nicolás. Le pregunté a la Amas de llaves* su nombre; volví a preguntar pero no me contestó. Después gritó espantosamente: “Ba….e”, estaba muy triste. Se alegra con el agua bendita (siempre llega totalmente alterada).
*El Padre Sebastián Wieser conoció muy bien a la difunta (Babette Z.) cuando estaba viva. Según su descripción, ella era soltera, aparentemente piadosa, pero muy histérica y sensual, quien escribía largas cartas a los sacerdotes y engañó a uno de ellos con mucha sutileza. Con el tiempo tuvo un bebé, que en menos de un año murió.
23 de Mayo. Estaba apenas durmiéndome cuando ella llegó. Le dije: “¡Si no me dices ahora mismo qué es lo que quieres de mí no volveré a rezar por ti!”. Se quedó largo rato en silencio y después empezó a murmurar, no le entendí nada. Yo: “¡Dime de una buena vez qué clase de mentiras dijiste!”. Se me acercó y dijo claramente: “¡Tengo que sufrir, he mentido mucho, he difamado, díselo al Párroco!”. Yo: “¿Por qué no vas tú misma y se lo dices?”. No respondió nada.
Catalina!
06 de Octubre. Vino a mi habitación mientras sonaban las campanas para Vísperas. Se acercó al frasco de agua bendita y allí esperó. La rocié y se fue, pero regresó por la noche. Ahora está mucho más clara y ya no siento tanto miedo. He notado que renunciando a mi voluntad puedo ayudarla. Este día se ha portado más amable, ahora está más atenta a todo.
Son abandonados
21 de Julio. Efectivamente son dos, pero no puedo ni imaginarme quién sea el otro. Horrible, sucio y despeinado. No habla. Vi a las dos mujeres en la Iglesia, me arrodillé a su lado, parecía que ya no había lugar para mí. Se mantuvieron mirándome pero no les pude decir nada porque estaba rezando el rosario. Vi la mujer en el gallinero. Por fin habla: se llama Adelgonda. Tiene una apariencia elegante y me mira amablemente. Lleva un vestido. Se ve un poco anciana. Cuando le pregunté qué cosa quería de mí, respondió: “¡Rezar!”.
Vivía provocando divisiones entre la gente
16 de Noviembre. Catalina vino a la una de la madrugada. Recé bastante con ella y luego le pregunté: “¿Puedes decirme qué tienes en la boca?”. Ella: “¿Ves esto?”. Yo: “Sí, pero dime, ¿Por qué sufres de semejante manera en tu boca?”. Ella: “¡Yo siempre provoqué divisiones entre la gente!”. Entonces empezó a llorar desesperadamente. Yo: “¡Me causas tanta pena!, ¿Debes sufrir mucho todavía?”. Ella: “¡Tengo!”. Yo: “¿Te ayudo cuando vienes a mí?”. Ella: “¡Sí!”. Yo: “¿Y cómo?”. Ella: “¡Paz!”. Yo: “¡Explícate mejor!”. Ella: “¡Tú me das paz!”. Yo: “¿Pero cómo puedo hacerlo?”. Al instante se me acercó y me susurró algo al oído, que no pude entender, y desapareció.
Extraño, cómo se pasa de rápido el tiempo con las pobres almas!, cuando ella llegó el reloj marcaba la una, y se fue a las 4:30. Creí que sólo había estado aquí poco más de media hora. Estaba bien vestida y tenía una cadena de oro; si pudiese describirla: no es tan vieja, quizás 40 años. Espero que venga de nuevo, ahora que se ve más simpática.
¡El tormento cesa, el castigo no!
11 de Enero. Henrique estuvo aquí casi toda la noche. Ahora parece verdaderamente feliz.
Yo: “Dime, ¿Por qué estuviste poseído?”. Él: “Di escándalo”. Yo: “¿Ahora dónde estás?”. Él: “¡En la oscuridad!”. Yo: “¿Aún lejos del buen Dios?”. Él: “Sí”. Yo: “¿Todavía vendrás a verme?”. Él: “No”. Yo: “¿Por qué no?”. Él: “No puedes darme más nada”. Yo: “Pero te ayudo de muy buen gusto”. Él: “Yo estoy alejado”. Yo: “¿Qué debes sufrir todavía?”. Él: “¡El castigo de la separación!”. Y desapareció. Qué extraño es todo esto. Yo sólo escribo aquello de lo cual estoy absolutamente segura de haber entendido. A veces debo repetir la pregunta porque con frecuencia sólo murmuran o tartadean.
Maria Simma – Las Almas del Purgatorio
María Simma, austriaca de nacimiento, recibió, a lo largo de toda su vida, revelaciones sobre las Benditas Almas del Purgatorio. En este libro encontramos una entrevista realizada por Sor Emanuel, quien es reconocida por los que conocen la aparición de María en Medjugorje.
Aquí te dejamos algunos extractos que encontrarás en su libro Las Almas del Purgatorio y que nos ayuda a entender el mejor como este lugar:
Sor Emanuel: Henos aquí, María, ¿puedes contarnos ahora cómo fuiste visitada, la primera vez, por un alma del Purgatorio?
“María Simma: Sí, fue en el año 1940, de noche, a las 3 o 4 de la madrugada. Oí a alguno que iba y venía en mi cuarto. Esto me despertó. Miré para ver quien pudiese haber entrado en mi cuarto….
La noche siguiente el hombre regresó. Era el mismo, y yo le pregunté: “¿Qué quieres de mí?”. Me respondió: “Haz celebrar tres misas por mí y yo seré liberado”. Entonces comprendí que era un alma del Purgatorio. Mi padre espiritual me lo confirmó. Me aconsejó de no rechazar jamás a las almas del Purgatorio, y de acoger con generosidad sus pedidos”
María, ¿ahora podrías decirnos si es Dios quien envía un alma al Purgatorio, o si, en cambio, es el alma misma quien decide de ir allí?
“Es el alma misma quien quiere ir al Purgatorio para purificarse, antes de entrar en el Paraíso. Pero aquí es preciso decir también que el alma, cuando está en el Purgatorio, adhiere perfectamente a la voluntad de Dios; por ejemplo, se complace del bien y desea nuestro bien; experimenta tanto amor por Dios, y también por quienes aún estamos en la tierra. Estas almas están perfectamente unidas al Espíritu de Dios o, si quieren, a la Luz de Dios”
Entonces, María, ¿puedes decirnos quienes son los que tienen mayores posibilidades de ir directamente al Paraíso?
“Son aquellos que tienen un corazón bueno, un corazón bueno hacia todos. La caridad cubre una multitud de pecados”
Entonces María, ahora pienso en el buen ladrón, en aquel que estaba crucificado junto a Jesús, y me gustaría saber que hizo para que Jesús le prometiese que, ese mismo día, estaría con él en el Paraíso.
El aceptó humildemente su sufrimiento diciendo que era algo justo. Alentó al otro ladrón a aceptar también él su condición. Él tenía el temor de Dios, es decir, era humilde.
Pero, María, ¿por qué se va al Purgatorio? ¿Cuáles son los pecados que conducen con frecuencia a las almas al Purgatorio?
“Son los pecados contra la caridad, contra el amor hacia el prójimo, la dureza del corazón, la hostilidad, la calumnia; sí, todas estas cosas. Sé que la maldición y la calumnia se cuentan entre las culpas más graves que necesitan una larga purificación. Otros pecados contra la caridad son, por cierto, todos nuestros repudios hacia algunas personas que no amamos, nuestro rechazo en hacer las paces, en perdonar, y todos los rencores que encerramos en el corazón. Al respecto María nos reveló un testimonio que nos hace reflexionar. Es la historia de una persona….”
Maria Vallejo Nagera – Entre el Cielo y la Tierra
Es una escritora española, que en un principio vivió alejada de Dios, como ella cuenta, hasta los 35 años. Gracias a un par de amigas, que le insisten ir a Medjugorje, porque están seguras que hay un mensaje para ella en ese lugar. María acepta, sólo por insistencia. En ese viaje ella descubre el gran amor de Dios a través de la Virgen María, como lo cuenta en su libro “De María a María”. Esta transformación, la ha hecho profundizar más sobre el amor de Dios y todo lo que este conlleva, mensaje que podemos ver en sus diferentes obras.
En este caso, te queremos recomendar su libro “Entre el Cielo y la Tierra: historias curiosas del purgatorio”, donde se trata el tema desde lo que se afirma saber del tema y desde el punto de vista católico.
Como podemos notar, ayudar a las almas del purgatorio a liberarse, no es difícil, sólo debemos actuar con Fe y con el mismo entusiasmo e intensidad, con la amamos y respetamos a las demás personas. Y sobre todo, seguir viviendo en gracias de Dios.
Fuente: Aleteia, Reina del Cielo, Verdad Católica
Si quieres saber como ayudar a las almas difuntas de los cementerios, te recomendamos darle clic a este enlace.