El alcalde de Madrid está en lo cierto y el aborto tiene consecuencias físicas y sobre todo anímicas, morales y espirituales. Los que alguna vez hemos vivido cerca de este drama lo sabemos y nunca podremos olvidarlo. Ni soy médico para determinar si estas consecuencias –terribles– constituyen un síndrome, un trauma o cualquier otro término, ni me siento capacitado para dar lecciones a nadie sobre lo que tiene que hacer llegado el caso. Me gustaría poder decir más pero sería estafarlos y nunca ante ustedes he tratado de parecer mejor de lo que soy. Mi humanidad imperfecta, defectuosa y sobre todo débil me alcanza para llegar justo hasta esta frase.
Autor: Salvador Sostres
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